Religión y crisis de las civilizaciones, temática de la cátedra en la que disertó el investigador
El cristianismo está tan metido en el problema de la cultura, en una zozobra de certezas de todo tipo, que como institución padece ese declive y decadencia, manifiesta a La Jornada
Sábado 23 de febrero de 2013, p. 4
No hay la menor duda de que la cultura occidental se encuentra en crisis e incluso en decadencia, según asume el filósofo José Francisco Piñón Gaytán los planteamientos asentados por reconocidos pensadores, como el italiano Benedetto Croce desde los años 30 y 40 del siglo pasado.
Es innegable que el mundo occidental está en crisis y decadencia, porque ese optimismo decantado del siglo XVIII que enarboló la filosofía liberal no se ha visto hoy para nada
, explica el también investigador, presidente del Centro de Estudios Antonio Gramsci de México.
“Estamos esperando todavía, ya no digo el mejor de los mundos posibles del doctor Pangloss, del que habla Voltaire en su novela Cándido, sino siquiera esos sueños que algunos como Benjamin Constant o (Anne Robert Jacques) Turgot tuvieron de un mundo globalizado y optimistamente equilibrado.”
Trono y altar, vieja historia
Doctor en ciencias sociales y filosofía política por la Universidad Santo Tomás, en Roma, Piñón Gaytán sostiene que el cristianismo, en cuanto institución, no puede mantenerse ajeno a esa crisis y a esa decadencia que experimenta el mundo occidental y, por lo mismo, padece sus estragos.
“Ciertamente –subraya–, hay una civilización en crisis, en decadencia y, por tanto, también un cristianismo que, en cuanto institución, padece todas las lacras y los problemas de cualquier institución humana, y lo vemos actualmente.”
Tal fue el tema que el especialista abordó en la conferencia Cristianismo y cultura occidental (¿crisis o decadencia?), la cual dictó el jueves, como parte de la Cátedra Religión y Sociedad, dedicada esta ocasión al tema Religión y crisis de civilizaciones.
La organización de esta actividad académica corre a cargo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Coordinación de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Centro de Estudios Sociales Antonio Gramsci, y sus sesiones tienen lugar todos los jueves, hasta el 11 de abril, en El Centro Universitario Cultural (Odontología 35, Copilco), a las 18:30 horas.
El cristianismo está tan metido en el problema de la cultura, la civilización y, por tanto, de la política, que se puede decir que, si el mundo está en crisis, en decadencia, en una zozobra de certezas de todo tipo, es porque también el cristianismo, como institución, padece esos mismos declive y decadencia
, dice en entrevista.
En su opinión, el cristianismo, como relevo del Imperio romano, no puede ser separado de la conformación de Europa, y con ello de la cultura occidental, con todos sus bemoles, luces y sombras.
De allí que el cristianismo tiene también sus taras, como institución, sus problemas, sus conflictos, sobre todo el del poder. Es Europa, ésta, la que es autora de muchas incursiones, de muchos problemas, también de coloniajes, la que se valió del lenguaje cristiano y también del cristianismo.
Al respecto, el investigador habla de la relación que el cristianismo ha tenido con poderes que son muy de este mundo, como el de los estados y los gobiernos, y afirma que la de trono y altar es una vieja y larga historia.
Llega un momento que tanto el poder eclesiástico como el civil se acuestan juntos, adulteran juntos, se entienden juntos y, obviamente, hacen esto con elegancia, mediante concordatos y pactos
, indica.
Por volver a la ética
De acuerdo con Piñón Gaytán, más que aceptar que el cristianismo y la cultura occidental están en crisis y decadencia, lo más importante es preguntarse porqué vivimos de esa manera.
Y responde: Tal vez porque hemos insistido más en la verdad que en el amor, más en el recto decir que en el recto obrar, más en una filosofía aromática y de colores muy hermosos, pero nos ha faltado de nuevo volver a esa prima filosofía, que es la ética, la moral
.
En ese sentido, concluye, estamos en crisis, porque no hemos cumplido ni nuestros ideales revolucionarios ni nuestras utopías renacentistas ni dieciochescas, y obviamente el cristianismo como que ha jugado mal los dados
.