Opinión
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Ruta Sonora

Noches sabineras: fiesta de complicidad

C

omo un milagro, una locura, definen los músicos españoles Pancho Varona y Antonio García de Diego, coautores de las canciones del poeta de Jaén, Joaquín Sabina, el ejercicio escénico que implican sus Noches sabineras, donde, además de tocar de forma acústica, íntima, temas que han creado con áquel, el público puede cantar con ellos. Harto original porque, ¿han acudido ustedes a otro espectáculo donde puedan subir al tinglado y cantar sus canciones favoritas, al lado de los mismos que las han creado? Somos el Sabina a la mano, bromean: Somos la posibilidad que tiene el ser humano de acercarse a Sabina, dice Antonio; somos el recurso más cercano y salimos más baratos que ver a Sabina, secunda Pancho, ambos en entrevista con este apartado, días antes de que por tercera vez en México presenten este montaje, hoy y mañana, en el Lunario del Auditorio Nacional.

De muy buen humor, entusiasmados, hablan de lo que les deja artísticamente esta faena: “Hay un gran enriquecimiento personal. Hay curiosidad, miedo, pudor, pero el grado de emoción es mayor que el que vivimos en shows grandes con Joaquín. Te encuentras interpretándote a ti, sonando y mostrándote a ti, en el papel de ti mismo: eso está por encima de cualquier otra sensación. Es un reto, nos probamos a nosotros mismos. De ahí el pánico, que sí nos da. Pero eso es lo emocionante”, refiere Antonio. Completa Pancho: La única posibilidad de presentarme como solista sería cantando las canciones que he hecho con Joaquín y Antonio. Me es más glorioso llenar el Lunario con esto, que llenar [el estadio] la Bombonera en Argentina, con Serrat y Sabina: aquello es mío, pero mucho menos. Esto es más mío.

Algunos dirán: “Si no es Sabina, para qué…” Acota Antonio: Tampoco pretendemos serlo. No venimos a hacerla de Sabina, sino de nosotros. Es lo que es: algo que forma parte de nuestro mundo, no suplantar a nadie. Y es que quizá el chiste sea ése: que son ellos, acercando al público a ese momento íntimo en que las canciones fueron creadas, de forma austera. Pancho: “Sí, exponer cómo nos hemos sentido al hacerlas, cómo las tocábamos antes de mostrárselas a Joaquín; recordar cuando tras los conciertos nos íbamos a su cuarto y las tocábamos a voz y guitarra... Eso es lo bonito. Muchos vienen a estas Noches justo porque gustan de esa cercanía. Les gusta que bromeemos, platiquemos.... Para muchos lo de Joaquín se ha vuelto muy grande, con mucho guión, algo muy serio. Nosotros somos lo contrario. Nos gusta reírnos de nosotros mismos, y la gente acude buscando todo eso”.

Por el Lado B de Sabina

Rasgo singular es que incluyen en el repertorio temas que en los conciertos grandes de Sabina ya no figuran. Pancho: “Cada que armamos una nueva temporada, Antonio y yo intentamos llevar a Joaquín por el ‘lado B’: canciones que no sean hits. Pero es complicado. Nos apetecen el riesgo, los cambios, pero a aquél no tanto, quizá por comodidad”. Antonio: “¡Es que quiere el aplauso inmediato! A veces montamos temas que como músicos nos emocionan, pero si la gente no responde tan clamorosamente, él las saca del show”. Ambos remarcan que en las Noches sabineras van más por los lados B, aunque a veces el público ya también canta sólo los éxitos: echo de menos que nos pidan las canciones raras de Sabina; pudiendo elegir otras 20, eligen siempre las mismas, dice Pancho, como instando a que quien acuda sea original. Antonio bromea: Bueno, ¡es que la gente también quiere el triunfo inmediato (risas)!

Apoderarse de las canciones

Generosos, aseguran que la esencia de estas Noches está en que la gente cante: “Sólo tocar repertorio de Joaquín nos parecía fácil, poco novedoso. Así que se nos ocurrió esto, que es una maravilla. La gente viene con sus amigos, cantan, lo suben a Youtube… Es la gracia de esto: dejar que se apoderen de las canciones, porque el que sube manda y puede hacer lo que le dé la gana”, dice Pancho. Antonio: “Así es. No llego con la sensación de ‘ser el artista’, sino de participar de esta experiencia, donde las canciones ya son de todos. Vengo a esa fiesta donde todos cantamos. A una fiesta de complicidad… Tenemos mucha curiosidad, queremos oír más gente. En Madrid lo hacemos seguido y ya siempre suben los mismos, nos estamos aburriendo”. Pancho pide, divertido: ¡Vengan a vernos! Nos da miedo estar solitos.

Siete y 8 de febrero: Noches sabineras. Lunario (a un costado del Auditorio Nacional). 21 horas, $400 y $650 (con acceso a camerinos: $1000). El día 9 actúan en Hermosillo, Sonora (Café Cabral), 21 horas, $500. (Más recomendaciones: patipenaloza)

Twitter: patipenaloza