Sin escándalos cantó un popurrí de éxitos
Lunes 4 de febrero de 2013, p. 4
Nueva Orleans, 3 de febrero. Sin escándalos que agregaran temperatura al espectáculo de medio tiempo en el Supertazón –como ocurrió en el pasado con Janet Jackson–, esta vez el show para amenizar la final de la NFL fue un breve popurrí de éxitos de la cantante Beyoncé, con pretensiones de performance sensual.
En los días previos había sido criticada de que había cantado sobre pistas, por lo que Beyoncé advirtió que en este espectáculo lo haría totalmente en vivo. Al final, dijo: he nacido para cantar
.
Desde su aparición, siempre congruente con el despliegue de pirotecnia y luces que se espera en estos eventos, la cantante hizo alarde de su voz.
Abrió con la aparición al piano de Alicia Keys, pero, como anticipó, para el despliegue multimedia inició con una gran explosión y la aparición de dos gigantescos rostros afroamericanos que podían advertirse desde las alturas del Super Domo. Al fondo, recortada entre la niebla y los fuegos artificiales, una figura imponente femenina: Beyoncé irrumpió como una afrodita pop. El fuego y la coreografía fueron impecables, con una perfecta combinación de dispositivos tecnológicos y de cuerpos sensuales que se desdoblaban en baile y música. Sin dejar fuera el hit I’m a single lady, retomó un episodio de sus inicios como cantante en el grupo Destiny’s Child. De pronto aparecieron del suelo Kelly Rowland y Michael Williams, ex compañeras de ese trío, e interpretaron Bills, Bills, Bills, Survivor y Nuclear.