Pasó momentos de tensión en las últimas vueltas de la carrera
Honra al piloto que lo comparen con el campeón Pedro Rodríguez
Martes 29 de enero de 2013, p. a47
Las últimas vueltas al circuito de Daytona fueron de tensión. El automóvil de Guillermo Rojas y sus coequiperos debía recargar combustible, así que entró a pits, momento que aprovecharon los del prototipo 01 –que venía en segundo lugar– para tomar la delantera, pero a cuatro giros de la bandera a cuadros debieron también salir por la misma causa, por lo que el vehículo de Memo retomó la punta y así cruzó la meta final.
Este es el relato, ya en suelo mexicano, del propio piloto de la Escudería Telmex, Memo Rojas, quien llegó anoche al Distrito Federal procedente de Estados Unidos, donde por tercera ocasión este domingo obtuvo el sitio de honor en las 24 horas de Daytona, la principal carrera de resistencia del continente americano, al lado de sus coequiperos Juan Pablo Montoya, Scott Dixon, Charlie Kimball y Scott Pruett.
De trato sencillo y sonrisa fácil, el piloto se dijo orgulloso de que se le compare con el mítico Pedro Rodríguez –quien oficialmente ganó Daytona en dos ocasiones, en 1963 y 1964–, aunque negó rotundamente ser uno de los grandes del automovilismo mexicano, como lo fueron, precisamente, los hermanos Rodríguez.
Emocionado por lo que supuso es un nuevo récord para un piloto nacional, también se dijo muy satisfecho porque a Daytona concurren competidores de todas las categorías, con la idea de conquistar la primera fecha de la temporada, por lo que hacerlo en tres oportunidades es un gran logro para mi carrera
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En la terminal dos del Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, Memo afirmó que el automovilismo del país vive uno de los mejores momentos, sobre todo después de la creación de la Escudería Telmex, hace 10 años, ya que ha formado una escuela donde los conductores aprenden y ahora hasta los exportamos a otros países
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El piloto destacó su amistad con el colombiano Juan Pablo Montoya, ya que en el automovilismo, dijo, debes poder depositar toda la confianza en una persona a la que conoces muy bien y sabes de sus cualidades, además de que es también latinoamericano
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