La investigación en torno a los huesos de los héroes patrios, encargada al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por Felipe Calderón en 2010 con motivo de los festejos del bicentenario de la Independencia, era innecesaria y fue absurda, señaló el historiador Lorenzo Meyer, a propósito de la información que difundió ayer La Jornada.

En declaraciones presentadas por Carmen Aristegui en su noticiario matutino, que transmite MVS, luego de que el tema fue abordado también por la reportera Rocío Méndez, el investigador consideró que no fueron sensatos quienes organizaron las onerosas fiestas.

Debieron recordar, prosiguió, lo que le pasó al ex presidente Luis Echeverría, cuando por cuestiones políticas urgió a investigadores a autentificar unos huesos hallados en Ixcateopan, Guerrero, como pertenecientes a Cuauhtémoc, los cuales resultaron ser de mujer, como ahora los de Mariano Matamoros.

Los conservadores no celebran revoluciones

Cuando no se tiene la capacidad de celebrar la esencia, se celebra algo que termina por ser ridículo. Les salió el tiro por la culata. En vez de evaluar lo que significó la Independencia o la Revolución, y enfrentar las figuras de los héroes con la realidad, lo de las osamentas terminó por ser una falsedad y demagogia, que se une a otras falsedades, demagogias y corrupción que tuvieron lugar durante las celebraciones. Hace que se pierda, aún más, la confianza en las decisiones e instituciones oficiales, puntualizó Meyer.

El historiador resaltó que este asunto se suma a la larga lista de falsedades de Calderón y otros funcionarios, aunque esta es inocente, comparada con otras que tuvieron un efecto mucho mayor. Esta es parte de un rosario de mentiras políticas.

El gobierno panista que acaba de concluir, no tenía la sustancia para celebrar dos revoluciones, pues encabezan un partido conservador que no celebra revoluciones. Para salir del paso, eso fue lo que hicieron: el desfile de las osamentas. Cuando hacen la Iniciativa Mérida y también celebran la Independencia, hay una contradicción. Celebran la Revolución y el artículo 123 y a la vez mandan una iniciativa de reforma laboral que va en contra; el resultado es que no tenían con qué celebrar. Entonces, se fueron con lo superficial, con las formas, y hasta eso les salió mal, concluyó Meyer.