La excarcelación masiva de responsables de Acteal, en Chiapas, lo favorece, señalan
El gobierno federal aprovecha la transición para contrarrestar las protestas sociales, dicen
Domingo 9 de diciembre de 2012, p. 15
San Cristóbal de las Casas, Chis., 8 de diciembre. La organización de la sociedad civil Las Abejas denunció hoy la reactivación del grupo paramilitar Máscara roja en el municipio tzotzil de Chenalhó, y que la transición gubernamental de Enrique Peña Nieto ha desatado una serie de hechos violentos, como estrategia de amenaza para contrarrestar las protestas sociales que denuncian su imposición
. Pero las acciones “no sólo son contra los ‘anti-EPN’”, también organizaciones que denuncian las injusticias y violaciones a los derechos humanos cometidos y gestionados por los gobiernos, bajo una lógica de contrainsurgencia
para crear división y conflicto comunitario, hasta causar desplazamiento forzado
.
El mismo gobierno administra
los conflictos, como lo vino haciendo el gobierno estatal que concluyó hoy con las organizaciones de Tila, San Sebastián Bachajón y otras regiones autónomas, añaden Las Abejas. Tal estrategia permitió la reactivación de los grupos paramilitares Paz y Justicia en la zona Norte y Máscara roja en el municipio de Chenalhó
.
Además, la excarcelación masiva
de paramilitares presos por la masacre de Acteal (ocurrida el 22 de diciembre de 1997), a partir del 12 de agosto de 2009, hasta la liberación de Manuel Santiz Pérez, el pasado 25 de septiembre, ha favorecido este reagrupamiento, que se manifiesta en su coordinación con los que no fueron juzgados, y portan armas de fuego en las carreteras, los montes, el camino a las milpas y cafetales
. Tal dinámica ha hecho que en las comunidades de Chenalhó se ostentan armas de fuego en donde sea
, lo que induce miedo en los sobrevivientes de la masacre, las víctimas de la guerra de baja intensidad y toda la población civil
. Las Abejas refieren la tragedia reciente
del 5 de septiembre, cuando un priísta disparó por la espalda a Manuel Ruiz Hernández, base de apoyo zapatista, cerca de la plaza de Yabteclum.
La acción violenta del Ejecutivo estatal no se limita a sembrar terror, sino continúa la estrategia de desgaste integral
con la que desde gobiernos anteriores se ha hostigado a nuestra organización pacifista”. Al gobierno, agregan, le da pena aceptar su derrota en 2008, cuando Felipe Calderón Hinojosa y Juan Sabines Guerrero dividieron nuestra organización pensando que iban a desarticularnos; pero se equivocaron, lo que hicieron nos fortaleció, y nos hizo definir como la organización que somos en la actualidad
.
No obstante, “los depredadores no dejan de hostigar a nuestro movimiento; ahora han reactivado a sus mensajeros, de la misma manera que en abril de 2010 cuando integrantes de la mesa directiva de la (llamada) ‘asociación civil Las Abejas’ con sede en Nuevo Yibeljoj, que usan nuestro nombre, visitaron a los sobrevivientes de Acteal para solicitar los nombres de sus familiares muertos en la masacre para negociar una indemnización”. En esta ocasión, sus comisiones se disfrazan de sobrevivientes, llegando a casas de paramilitares, de priístas, de integrantes de su asociación civil y de los nuestros, invitan a formar un grupo de sobrevivientes
y toman sus nombres para además solicitar programas asistenciales en nombre de los mártires
.
La Organización Sociedad Civil Las Abejas y los sobrevivientes de la masacre de Acteal condenan dicha estrategia gubernamental y denuncian a quienes se dicen sobrevivientes pero no lo son: Juan Oyalté Paciencia (paramilitar priísta de Tzajaluk’um), Vicente Oyalte Luna (priísta de la comunidad de Acteal), Pedro Vásquez Ruiz y Juan Pérez Pérez (de la ‘asociación civil Las Abejas’).
La organización legítima de Las Abejas, adherente de la otra campaña, sostiene que con esta estrategia el gobierno pretende desviar la exigencia de justicia
por la masacre, y que las personas que fungen de comisiones
son ordenados y formados por delegados del gobierno, igual que los paramilitares que mataron a nuestros hermanos, ordenados por el Estado y adiestrados por el Ejército
. Al gobierno no le bastó con matarnos, no logró su propósito, por eso ahora trata de comprar nuestra conciencia
.
Que sepa el gobierno asesino de nonatos, de niños y niñas, mujeres, ancianos y hombres de la población civil desplazada, que la sangre de nuestros mártires nunca la vamos a intercambiar por dinero ni programas asistencialistas. Tampoco permitiremos que se venda la dignidad de nuestros hermanos masacrados. No cesaremos de gritar justicia en contra de los autores materiales e intelectuales de la masacre de Acteal
, concluye la denuncia.