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La vida y obra de Roger van de Velde fue abordada por su principal biógrafo

Velada alrededor de escritor belga marcó el inicio del festival de poesía López Velarde

Su manera de trabajar muy rápida, era legendaria, indicó el investigador Fons Lanslots

En la jornada inaugural se abrió la exposición El uno y el otro, del pintor Gabriel Macotela

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 7 de diciembre de 2012, p. 7

Zacatecas, Zac., 6 de diciembre. Con un análisis alrededor de la vida y la poesía del desaparecido Roger van de Velde, a cargo de su principal biógrafo, el belga Fons Lanslots, la noche del miércoles comenzaron las actividades del Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde.

La velada transcurrió en El Pulgatorio, terraza ubicada en la casona del académico y promotor cultural Abel García Guízar, ante un centenar de escritores, académicos e intelectuales. Y para escuchar las lecturas bajo el frío clima local, se convidó atole de champurrado y mezcal zacatecano.

El también escritor Omar Abandeño acompañó a Fons Lanslots con la lectura de breves fragmentos de la obra de Roger van de Velde, mientras el escritor belga presentaba en forma intercalada un resumen –en español– de la biografía que él escribió sobre Van de Velden para el diccionario enciclopédico de Bélgica.

El texto que presentó Fons Lanslots se tituló Bordar a caballo, trotando, donde de entrada narró que en el Parque de los Hombres Ilustres de Amberes, yacen los restos de Van de Velde, en una tumba sui géneris, marcada con las fechas 1925-1970, y una lápida que asemeja la puerta de una celda.

“La tumba recuerda los numerosos encierros en cárceles y asilos siquiátricos que Roger Van de Velde padeció durante los últimos ocho años de su vida, por su adicción al anestésico Palfium.

Cautivo de asilos siquiátricos

Sin embargo, el valor de la obra de este escritor es tal, dijo Lanslots, que a más de 40 años de su muerte todavía se leen los cuentos escritos por Van de Velde, “que no han perdido nada de su valor literario y humano.

“Recientemente volvieron a editarse tres libros en irlandés, además de que dos revistas literarias le dedicaron un número especial. Y salió una serie de cuentos traducidos al francés y al español. Y en mayo de este año se montó una obra de teatro basada en sus textos.

Roger Van de Velde nació en Boom, una pequeña ciudad ubicada entre Bruselas y Amberes, y a los siete años de edad quedó huérfano de padre, algo que marcó no sólo su vida, sino su obra.

Y aunque de adolescente ya escribía poemas y novelas de amor, y publicaba en algunas revistas, fue en su madurez –durante su cautiverio en prisiones y asilos siquiátricos–, que escribió sus obras más célebres.

Con el apoyo de su propia madre, sacaba de la cárcel, de contrabando, sus textos, que en manos de los editores eran publicados, primero en Holanda, luego en otros países de esa región de Europa. Así, él publicaba los libros con los que mantenía a su mujer y sus tres hijos.

Su manera de trabajar muy rápida, era legendaria. Escribía libros de 200 páginas en un par de semanas, sin un solo error ortográfico, destacó Lanslots.

Van de Velde murió en un bar del centro de Amberes, en mayo de 1970, por una sobredosis de Palfium. Algunos de sus libros más conocidos en el mundo son Cráneos crepitantes, Las mujeres y Carne de horca.

El Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde, que se desarrolla en Zacatecas, tuvo además como acto inaugural, la apertura de la exposición El uno y el otro, del pintor Gabriel Macotela.