Cientos de pañuelos bordados a mano con los nombres de personas asesinadas y desaparecidas durante el periodo sexenal de Felipe Calderón conformarán un memorial vivo, confeccionado por muchas voluntades e intenciones, todas encaminadas hacia la paz, el cual se montará este sábado en la Alameda Central de la ciudad de México.

Bordar es el acto simbólico de resarcir el tejido social. Es también un motivo de catarsis. Tiene que ver con abrir un espacio para reflexionar sobre esta situación que se vive, sostuvo Tania Olea, promotora del proyecto Bordando por la paz y la memoria. Una víctima, un pañuelo.

Desde hace más de un año, el colectivo Fuentes Rojas impulsó la iniciativa de bordar en pañuelos blancos con hilo rojo los nombres de las personas asesinadas en el contexto de la guerra contra el crimen organizado, emprendida por Calderón, como un medio de conservación de la memoria.

La intención es visibilizar a las víctimas de la violencia con el ánimo de denunciar, pero también de alimentar el encuentro ciudadano y la reconstrucción del tejido social, afirmó.

Después se comenzó a bordar el nombre de los desaparecidos con hilo verde, por sugerencia de Fuerzas unidas por nuestros desaparecidos en Nuevo León.

Ante el contexto que vivimos es muy importante contar con un espacio para que las víctimas de la violencia y la sociedad nos podamos manifestar y hacer frente a esta situación de una manera pacífica, apuntó.

La instalación de los pañuelos es el principio del verdadero memorial a las víctimas de la guerra anti narco, en contraste con el monumento que hizo Calderón en el Campo Marte.

La jornada comenzará a las 10 horas en la Alameda Central del Distrito Federal y concluirá a las seis de la tarde. Acciones similares se llevarán a cabo en Francia y Canadá. El movimiento denuncia un saldo de 80 mil muertes y 30 mil desaparecidos, así como cerca de 130 mil desplazados por la violencia.

No es sólo una cifra, hablamos de personas, familias enteras, de todo un país. Puede verse un mapa del horror nacional que estamos viviendo y, en contrapeso, a estas voluntades solidarias que quieren de manera simbólica acompañar a esas víctimas y decirles que no están solos.