La imagen de México, principal escollo para mejorar la relación
Quitar énfasis a la guerra antinarco podría abrir nuevas oportunidades
Jueves 29 de noviembre de 2012, p. 7
Nueva York, 28 de noviembre. De pronto, el guión sobre México ha cambiado en Washington: de uno que elogiaba y promovía casi exclusivamente la guerra contra el narcotráfico a otro que se apega, por ahora, al promovido por el presidente electo, Enrique Peña Nieto, durante su visita aquí: privilegiar los temas económicos –inversión y comercio, incluyendo el sector energético– sobre el asunto de seguridad.
Expertos, especialistas, articulistas, grandes medios y los anfitriones oficiales hicieron eco de esto en días recientes. En gran medida coincidieron en que la imagen de México en Estados Unidos sigue presentando el mayor obstáculo para promover un giro diferente a la relación bilateral, y que desenfatizar la guerra
y la violencia como eje del diálogo bilateral podría abrir nuevas oportunidades
.
Muestra encuesta opinión desfavorable de México
No es sorpresa que la imagen de México en la opinión pública estadunidense sea definida por violencia, corrupción y crimen. La empresa consultora Vianovo, junto con GSD&M, una de las principales agencias de publicidad, dieron a conocer un sondeo donde registraron que la mitad de los estadunidenses tienen una opinión desfavorable de México, que sólo 17 por ciento consideran que su economía es moderna
y 72 opinan que es un país inseguro para viajar, reportaron en el National Journal.
En la encuesta, 59 por ciento de los estadunidenses perciben a México más como fuente de problemas para Estados Unidos, comparados con 14 por ciento que lo ven como buen socio y vecino.
Shannon O’Neil, experta en la relación bilateral del Consejo de Relaciones Exteriores, subraya que la percepción de México en Estados Unidos es el principal obstáculo para ese vínculo. En un artículo publicado en USA Today, O’Neil argumenta que el vecino que los estadunidenses creen que tienen al sur y el México que se ha desarrollado a lo largo de los últimos 20 años son dos lugares diferentes
. Afirma que el reto más grande para las relaciones hoy podrían ser nuestras percepciones distorsionadas
. Señala que, más allá de las noticias de violencia, la transformación económica y los vínculos profundizados con Estados Unidos
han cambiado a México, que hoy día es una nación de clase media
.
Robert Pastor, director del Centro para Estudios de América del Norte de la American University, comentó a The New York Times que la imagen que tiene Estados Unidos de México es vieja y está desviada hacia la violencia
. Argumentó que si el nuevo presidente logra reducir la violencia, tendrá un impacto económico positivo.
Alan Riding, autor de Vecinos distantes y ex corresponsal de The New York Times en México, escribió un artículo en ese diario que se suma a estas visiones. Hoy, los mexicanos sienten que están librando una batalla estadunidense en territorio mexicano
. Señala que el apoyo a la estrategia del presidente Felipe Calderón se esfumó hace tiempo. Sugiere que la mejor opción para Peña Nieto, al buscar reducir la violencia en México, es sumarse a la adoptada por Estados Unidos y Colombia, que han aprendido a coexistir con el problema; ambos han optado por la contención, ambos han dejado que México libre la guerra
. Riding concluye que “si la guerra (en México) sale de los titulares en los próximos meses, no implicará que los cárteles han sido derrotados, sino que el nuevo gobierno está poniendo los intereses de México antes de los de Estados Unidos”.
Peter Hakim, de Diálogo Interamericano, resalta, en un artículo publicado en Foreign Policy, que la coyuntura ofrece una oportunidad para diluir dos puntos de tensión en la relación –narcotráfico e inmigración– y promover una profundización de la relación económica. Coincide con otros en que podría ser el momento para redefinir la guerra contra el narcotráfico y que ambos gobiernos inicien una exploración sistemática de estrategias antinarcóticos alternativas
, incluyendo la legalización de la mariguana.
Andrew Selee, del Instituto de México del Centro Woodrow Wilson, comenta que con la reducción de flujos migratorios y de la violencia del crimen organizado se abre una oportunidad para los encargados de las políticas estadunidenses de profundizar la relación económica con México
y permitir una ampliación para abordar temas globales.
Sin embargo, también hay voces disidentes en el debate. John M. Ackerman, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor visitante en la American University, escribió en el Huffington Post que Obama comete un error si se acerca demasiado a Peña Nieto, esta nueva cara de la reacción en la región
, ya que con ello el estadunidense envía un mensaje claro de que su política hacia Amárica Latina será igualmente miope en su segundo periodo, como lo fue durante el primero
.
Richard Trumka, presidente de la central obrera AFL-CIO, declaró en el contexto del encuentro entre Peña Nieto y Obama que los continuos ataques del gobierno mexicano
a los derechos fundamentales de los trabajadores, y una política económica que es un camino de desarrollo con bajos salarios
, no promete una relación bilateral que incorpore los derechos e intereses de los asalariados de ambos lados de la frontera. Esa estrategia, agregó, lejos de lograr la competitividad, la seguridad o el respeto al estado de derecho, está exacerbando la marginación económica y la inseguridad de gran parte de los trabajadores y viola sistemáticamente las normas internacionales del trabajo
.