Ambos documentos deben coexistir: Francisco Guerrero
Viernes 2 de noviembre de 2012, p. 12
Entre las prioridades que el Instituto Federal Electoral (IFE) deberá abordar con el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto, destaca su planteamiento de resolver el postergado diferendo en torno a la cédula de identidad y la credencial de elector. En principio, el instituto, destacó el consejero Francisco Guerrero, deberá reivindicar la importancia de la coexistencia de ambos documentos para no desalentar la participación electoral.
Acorde con el desenlace que tuvo el contencioso entre la Secretaría de Gobernación y el IFE tras la pretensión de la actual administración de impulsar la cédula de identidad en un periodo previo a la elección, en la actualidad la dependencia expide la cédula de identidad sólo para los menores de edad y se mantiene la vigencia de la credencial de elector como una identificación oficial de facto que tienen los ciudadanos.
Guerrero consideró que esta lógica debería mantenerse, porque pretender incorporar la cédula de identidad para los ciudadanos podría impactar negati- vamente en la obtención de la credencial de elector e incidir en los niveles de participación ante la falta de incentivos para tener la credencial para votar.
A su juicio, el tema debe resolverse en definitiva con el nuevo gobierno para dar salida a un diferendo que parte de una disposición de ley largamente postergada y que establece la obligación del gobierno de expedir la cédula de identidad. Sin embargo, por décadas ya se ha postergado esta acción y en los hechos la credencial de elector ha fungido como la identificación oficial.
De entrada, dijo Guerrero, habría que tener ya un corte sobre lo que, en los hechos, ha ocurrido con la cédula de identidad en estos dos años que se ha expedido y determinar acciones a seguir. Sin embargo, dijo, para el instituto es un asunto fundamental mantener la credencial de elector como medio de identificación, porque ha sido el aliciente para lograr la actualización permanente del padrón electoral, condición para reducir el abstencionismo.
De todas formas, destacó, los 2 mil 500 millones de dólares que desde principios de los años 90 el Estado mexicano ha invertido, por medio del IFE, en la construcción del padrón electoral, no deben tirarse a la basura.
Subrayó que el IFE ha introducido mecanismos que confieren mayores candados de seguridad a la credencial de elector y cuenta con la infraestructura a escala nacional –más de mil módulos del Registro Federal de Electores– para mantener estas tareas que deben preservarse, pues conjugan la capacidad de satisfacer la necesidad de una identificación oficial con la de alentar la participación electoral.
Esto, a reserva de la valoración del ejercicio, puede ser perfectamente complementado con la cédula de identidad que expide el gobierno a los menores de edad, pero en su caso, será un tema que deberá acordarse con la nueva administración.