La contracción de la actividad económica en Estados Unidos comenzó a pasar factura en las remesas que reciben las familias mexicanas. En septiembre pasado, el ingreso de divisas al país por esta vía se contrajo a mil 663.7 millones de dólares, una disminución de 20.2 por ciento en comparación con el mismo mes de 2011, la mayor caída mensual en tres años, de acuerdo con datos divulgados este jueves por el Banco de México (BdeM).

El nivel de empleo de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos se ubica por debajo del registrado en el primer semestre del año, especialmente en actividades como agricultura, construcción y manufactura, y esta es una de las causas de que las remesas se desplomaran como no había ocurrido desde la recesión de 2009, comentaron analistas.

La caída experimentada en septiembre es la segunda más pronunciada desde 1995, cuando el banco central comenzó a hacer un seguimiento estadístico mensual de las remesas que envían a sus familias los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.

El monto de remesas completó en septiembre tres meses consecutivos de caída. La contracción se reflejó ya en la cifra acumulada de este año. Entre enero y septiembre pasados, las remesas sumaron 17 mil 266.75 millones de dólares, 0.29 por ciento menos que en el mismo periodo de 2011, cuando se situaron en 17 mil 318.42 millones, según los datos publicados ayer por el banco.

También ocurrió una disminución en el monto promedio de cada remesa. En septiembre de 2011, la remesa promedio fue de 348.42 dólares, mientras en el mismo mes de este año la cantidad disminuyó a 296.18 dólares, una merma de 15 por ciento.

Empleo entre los migrantes

Una de las razones que explican la caída en el flujo de remesas hacia México es la debilidad en el nivel de empleo entre los migrantes mexicanos, explicaron Juan Luis Ordaz Díaz y Juan José Li Ng, analistas de BBVA Research, el área de análisis económico del grupo financiero BBVA, controlador de Bancomer.

Si bien cifras preliminares indican que en septiembre el empleo de los migrantes mexicanos pudo haber aumentado, aún se encuentra por debajo de los niveles que tenía en el primer semestre del año, explicaron los analistas. En sectores que se cuentan entre los mayores empleadores de trabajadores mexicanos en Estados Unidos, como el agrícola, construcción, manufacturas, hotelería y restaurantes y esparcimiento la oferta de trabajo para los migrantes se encuentra débil o disminuyendo, añadieron.

Desde abril pasado, la economía estadunidense entró en desaceleración. La creación de empleos en ese país, que se había acelerado en la segunda mitad de 2011, volvió a perder impulso este año, reportó el Fondo Monetario Internacional el mes pasado.

Los especialistas mencionaron otros dos factores que incidieron en la caída de las remesas en septiembre de este año. Uno, la recuperación en el valor del peso frente al dólar ese mes. La moneda mexicana se apreció 1.5 por ciento frente al dólar en el periodo, y 7 por ciento respecto junio. Esto desincentivó los envíos de remesas, puesto que los migrantes al saber que sus recursos al ser convertidos en pesos valen menos, tienen menos incentivos para mandar dinero, explicaron los analistas de BBVA Research.

El otro factor que citaron fue un efecto de comparación, debido a que en septiembre del año pasado el tipo de cambio del peso frente al dólar aumentó más de 6 por ciento respecto del mes previo (más pesos por dólar cambiado). Esta situación, combinada con la entonces tendencia positiva del empleo de los migrantes mexicanos, elevó el monto de las remesas en septiembre de 2011 a 2 mil 85 millones de dólares, un crecimiento anual de 21.4 por ciento, el mayor desde 2007.