Domingo 7 de octubre de 2012, p. a16
Han pasado más de 500 años y la conquista parece no tener fin. Más sutil y discreta se volvió la opresión y el sometimiento de los pueblos originarios con el paso de los años, menos escandalosa, pero persiste.
Y si el proceso por el que se subyuga está vigente, más actualidad cobran las historias que lo relatan y develan. La novela Oficio de tinieblas. de Rosario Castellanos, cumple 50 años, y el levantamiento de los chamulas en Chiapas, en el que está basada la historia, tiene más de 140. Pero cuando el lector se asoma a sus páginas no parece que ese mundo de tinieblas esté tan lejos.
Se percibe cerca no sólo porque ese tipo de historias aún ocurren, sino también porque la autora supo utilizar los artilugios literarios y narrativos para hacer de sus novelas relatos verosímiles, casi palpables.
La palabra justicia resonaba en la cabeza del tzotzil Pedro González Winiktón, describe Castellanos. La palabra justicia iba y venía en su mente cuando la distinguía perdida en medio de un falso discurso de un blanco ladino
o al ver los ojos de espanto e impotencia de Marcela Gómez Oso después de ser violada por un caxlán. Esa palabra era un germen.
Y después del hecho y la palabra, Castellanos hace fluir la novela de manera vertiginosa y ordenada a la vez. Ninguna escena, ningún diálogo y ningún personaje sobran. Los caciques, los sacerdotes, los políticos, éstos inspirados en la época de la reforma agraria, van apareciendo como verdadera tiniebla, invadiendo la novela como lo hicieron con el mundo indígena.
Título: Oficio de tinieblas
Autor: Rosario Castellanos
Editorial: Joaquín Mortiz
Número de páginas: 374
Precio de lista: 218 pesos