El gusto por el baile lo traemos en la sangre
Jueves 2 de agosto de 2012, p. 38
Su forma de bailar me enamoró a los 13 años, pero tuve que esperar dos más para casarme y formar con él una familia y una pareja de baile, la cual me ha acompañado cada martes al salón Los Ángeles, desde hace 53 años
, relata Francis Aguilera.
La dedicación y la experiencia adquirida en la pista de baile la llevó a ganar junto con su esposo, Antonio Arellano, el concurso nacional de danzón en 1979, así como dar clases a quienes se entregan y apasionan por esta actividad
, y acudir a presentaciones donde los contratan.
Pero el gusto por el baile no atrapó a nuestros 11 hijos, aunque algunos se dedican a la gimnasia artística, pero ha sido un complemento muy importante para unir a nuestra familia; una vitamina para salir adelante, y vamos a seguir haciéndolo hasta que Dios nos lo permita
, dicen.
Rumba y guaracha son otros de los ritmos que los atrapan, pero el gusto por el baile lo traemos en la sangre. Mis padres, por ejemplo, fueron grandes bailarines de tango y danzón
, comenta don Antonio.