Ninis: la cara visible de la depredación de los jóvenes, investigación de la Universidad Obrera
Estudian en condiciones adversas y con repercusiones sociales y económicas: Laura Juárez
Lunes 30 de julio de 2012, p. 41
Cuarenta por ciento de los jóvenes que estudian en escuelas y universidades públicas a nivel profesional se ven obligados a trabajar para sostenerse y dedican entre cuatro y ocho horas diarias a su empleo; incluso, 26 por ciento tienen dependientes económicos; además, 51 por ciento pierden más de una hora diaria en llegar a sus escuelas y 42.7 no pueden sostenerse sus estudios, todo lo cual repercute en su desempeño académico, en su nivel de vida y bienestar, y en la economía familiar y nacional.
Adicionalmente al hecho de que México está perdiendo el bono demográfico que tiene a consecuencia del elevado número de ninis que hay en el país (jóvenes que ni estudian ni trabajan), la mayoría de los que sí tienen la oportunidad de estudiar lo hacen en condiciones adversas, lo que tiene repercusiones sociales y económicas.
Un análisis de la Universidad Obrera, titulado Ninis: la cara visible de la depredación de los jóvenes por el neoliberalismo económico, elaborado por la investigadora Laura Juárez, señala que las políticas neoliberales están destruyendo las bases materiales del desarrollo económico y social del país, debido a un autoritarismo económico que impone relaciones de sobrexplotación, despojo y depredación que tienen por finalidad favorecer a unas cuantas corporaciones, lo que impacta gravemente en la población joven que está en búsqueda de empleo y estudio.
El informe detalla que no obstante la necesidad económica y social que tiene el país de aprovechar productivamente a su población joven, se calcula que el número de ninis podría llegar a 9 millones al cierre de 2012. Ello debido a que el país no está creando las condiciones necesarias para que su juventud se pueda desarrollar productivamente, porque el neoliberalismo económico arrastró la exclusión económica y social de este sector de la población, al mismo tiempo que la somete a un proceso de sobrevivencia y desesperanza
.
Sin embargo, el hecho de que un joven logre ingresar en una escuela pública profesional tampoco es garantía de nada, ya que cuando sale al mercado laboral se encuentra con varias circunstancias impuestas por la realidad nacional: el enorme desempleo con una tasa de desocupación del doble de la media nacional, la discriminación laboral o las condiciones precarias de contratación; entonces se ve obligado a ocuparse en actividades relacionadas con la economía informal, el llamado crimen organizado o termina por emigrar a Estados Unidos
.
Quienes optan por quedarse en el país ven que los ingresos de los profesionistas son muy bajos: ascienden a 9 mil 977 pesos en promedio mensual, por lo que ganan alrededor de 24.6 dólares por una jornada laboral de ocho horas, es decir, tres dólares la hora. Los trabajadores menos calificados en Estados Unidos ganan tres veces más que un profesionista en México. Además, 53.4 por ciento de los que logran encontrar un trabajo laboran en un campo ajeno a su carrera; y las empresas prefieren contratar a jóvenes que estudian en escuelas privadas, señala el informe del Área de Investigación Económica y Social de la Universidad Obrera de México.
Indica que para quienes están en escuelas privadas tampoco las cosas son fáciles, ya que 27 por ciento de los jóvenes estudiantes de colegios privados tienen que trabajar para poder pagar sus estudios, y 37 por ciento invierten de 11 a 20 horas en dicha actividad. Incluso en enero pasado el gobierno federal anunció el Programa de Financiamiento de la Educación Superior, el cual contempla otorgar créditos educativos en instituciones particulares por un monto de 2 mil 500 millones de pesos, a los cuales podrán acceder 23 mil jóvenes; sin embargo, esto significa un gran endeudamiento, ya que con esos créditos terminan pagando el doble por los intereses.
Además, los 2 mil 500 millones que se destinarán para el primer año de créditos bancarios se cubrirían 56 por ciento del presupuesto de la Universidad Autónoma Metropolitana; 23 del correspondiente al Instituto Politécnico Nacional, y equivale a 4.3 veces los recursos que recibió la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en 2012. Asimismo, sostienen que con dichos recursos se podría ampliar en 17 por ciento la matrícula de la Universidad Nacional Autónoma de México, equivalente a 30 mil nuevos alumnos más de nuevo ingreso al año; además, alcanzaría para triplicar
los más de 300 mil apoyos que otorga el Programa Nacional de Becas a la Educación Superior, expone el estudio.