Nueva York, 29 de julio. La ola de calor en Estados Unidos no sólo afecta a sus habitantes: el país es el mayor exportador de cereal del mundo y los daños a las cosechas han disparado los precios de alimentos básicos como la soya, el maíz y el trigo. El mundo debe alimentar a más de 7 mil millones de personas, a las que se suman cada año otros 80 millones.

La amenaza de daños a las cosechas en amplias regiones de Estados Unidos por la ola de calor y la persistente sequía está teniendo un efecto inmediato y global: los precios de los cereales se han disparado. La semana pasada, la soya alcanzó en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT) un nuevo precio historico y el maíz se situó en el costo más alto en cuatro años.

Los precios explotan de verdad, dijo Johann Schmalhofer, analista financiero y agricultor. En las semanas anteriores todos los cereales se encarecieron alrededor de 30 por ciento, indicó. Los alimentos básicos son negocio mundial desde hace tiempo. Cuando suben los precios en Estados Unidos, poco después también lo hacen en Europa, explicó Schmalhofer.

Los fabricantes de alimentos y los supermercados sólo pueden amortiguar las alzas por breve tiempo. Pero al final trasladan el incremento al consumidor. En caso contrario, los supermercados trabajarían con pérdidas, explica.

La situación se había relajado recientemente. El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cayó en junio por tercer mes consecutivo y alcanzó el valor más bajo desde septiembre de 2010. La FAO lo explicó por la debilidad general de los mercados en vista de la inestabilidad económica.

Sin embargo, según comprobó ya entonces la organización, las crecientes preocupaciones por la sequía hicieron subir los precios de algunas variedades de cereales a finales de mes. Esta afirmación fue realizada hace más de tres semanas y desde entonces empeoró la situación en el granero de Estados Unidos. Muchos campos se secaron y el Departamento de Agricultura en Washington corrigió a la baja sus pronósticos de cosecha.

Hace unas semanas la situación estaba en calma, pero ahora se ha hecho preocupante, asegura el experto de la FAO Abdolreza Abbassian, citado por medios especializados. Abbassian teme que los precios de los alimentos vuelvan a aumentar por la pérdida de la producción en Estados Unidos. Aparentemente no será un verano tranquilo.

Además, los anteriores picos en los precios de los alimentos registrados en 2008 y 2011 fueron detonantes de disturbios en países pobres de África. Los habitantes de ese continente son los que más sufren los altos precios de los alimentos básicos, pues se ven obligados a gastar parte importante de sus ingresos para comer. Según estimaciones de la ONU, alrededor de mil millones de personas sufren hambre en el mundo.