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Exigían cojones a jefe de la unidad en México
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de julio de 2012, p. 26

Para 2007, John Root, el responsable de cumplimiento de normas del banco HSBC para América Latina, ya estaba harto. Habían pasado casi cinco años desde que el mayor banco británico realizó la compra, en 2002, de Grupo Financiero Bital, una entidad prestamista mexicana que carecía de un departamento de cumplimiento en el momento de su adquisición, como reconoció internamente HSBC, cita un recuento del periódico británico Financial Times, elaborado por Shahien Nasiripour.

El 17 de julio de ese año, Root le dijo a su homólogo en México que su equipo necesitaba algunos cojones. Estoy muy preocupado porque el comité (antilavado de dinero) no está funcionando correctamente. Incluso alarmado. Estoy a punto de llamar a su CEO, escribió Root en un correo electrónico a Ramón García Gibson, jefe de cumplimiento de la unidad de HSBC en México.

HSBC había tratado de cambiar la cultura, pero sus esfuerzos fueron insuficientes. El problema, según los investigadores del Senado de Estados Unidos, es que los intereses comerciales del banco pesaban más que su obligación de cumplir las normas.

La entidad británica se enfrenta a la posibilidad de multas que, según estiman analistas, podrían alcanzar los mil millones de dólares o más luego de varios años de averiguaciones conducidas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el Departamento del Tesoro, y el fiscal de distrito de Manhattan relativas a acusaciones de que el banco pudo haber sido utilizado, involuntariamente, por lavadores de dinero y financiadores del terrorismo, señala el diario británico, citado por el portal CNN-Expansión.

En 2007, México era para HSBC una pesadilla en materia de cumplimiento. Los reguladores estadunidenses no perdían de vista al banco, que unos años antes había sido citado por sus deficientes políticas contra el lavado de dinero.

En su correo electrónico, dado a conocer el lunes en un informe del Subcomité permanente del Senado, Root acusaba a García Gibson de autorizar sin reparos riesgos inaceptables. Él y sus colegas deberían asumir una posición más firme; el banco corría el riesgo de ser multado por su laxitud en el cumplimiento de controles internos.

Los investigadores del Senado sostienen que HSBC eliminó detalles de transacciones que habrían identificado a entidades iraníes, lo que puede haber colocado al banco en situación de violación de las sanciones estadunidenses contra Irán, acusación similar a la dirigida contra ING. HSBC presuntamente instruyó a un banco iraní sobre cómo evitar que se accionaran las alarmas.