Jalapa, Ver., 10 de julio. Entre los alrededor de 2 mil migrantes que se hallan varados en municipios del sur de Veracruz, desde el 17 de junio, cuando se descarriló el tren en la estación de Arriaga, Chiapas, predominan padres de familia que partieron de Honduras en busca de trabajo y buena paga.

En la Caminata por el paso libre y la no criminalización de los migrantes, que un centenar de indocumentados inició la tarde del lunes de Coatzacoalcos a Tierra Blanca, y que este martes arribó a Jáltipan, se encontraba Lucy Pineda, originaria de la población hondureña de Choloma, madre de un joven de 19 años y otro de 20.

Como lavandera de ropa ajena y trabajadora doméstica, Pineda no podía reunir más de 50 pesos al día. En mi país sí hay trabajo, pero se paga muy barato, no se saca ni para el jabón, menos para comer.

Por eso, a pesar de los extenuantes recorridos –caminamos mucho, ya me salieron ampollas–. Pineda pasa por México con el objetivo de llegar a Estados Unidos.

Otro integrante de la marcha es Ángel Velásquez, originario de la localidad de Comayagua, Honduras, quien relata que andaba para arriba y para abajo con su camiones de volteo todo el día, y con eso lograba juntar mil 500 pesos a la semana.

Un día, Ángel vio a sus cuatro hijos partir de su casa rumbo a la escuela. Al lado de ellos, varios de sus amiguitos. Cuando uno ve que sus hijos están descalzos y otros muchachos van bien arregladitos la escuela, a uno se le parte el corazón, como padre; eso es lo que me tiene aquí, comenta.

Raúl Otoniel Morazán, cónsul de Honduras en México, informó que a diario entran por la frontera sur de México alrededor de 700 migrantes centroamericanos, de los cuales 60 por ciento son hondureños.

Ante esta situación, el pastor Héctor de Jesús Vidal López ha pedido que no se criminalice a los migrantes; ellos no son delincuentes, sólo quieren trabajar.