El electorado indeciso representa 15 por ciento, pero entre los jóvenes esta cifra aumentó con el tiempo hasta 50 por ciento a partir de que surgió el movimiento #YoSoy132.

“El segmento juvenil se está moviendo mucho, tuvo una efervescencia, un despertar y de repente dijo: ‘tenemos influencia y poder”’, dice Gabriela de la Riva, dueña del despacho De la Riva Group, que elabora estudios de opinión pública.

Los jóvenes se convirtieron además en líderes de opinión en sus casas, por ser los más informados y en muchos casos la familia voltea hacia ellos para tomar una decisión, añade. Los muchachos “se pusieron muy racionales y de repente dijeron: ‘no estoy seguro de por quién voy a votar, pero estoy seguro lo que no me gusta: la corrupción, la poca transparencia, el manejo de medios, pero no sé quién es mi candidato”’.

A partir de esta situación leen varios periódicos, se informan, tratan de ser menos viscerales y por tanto van a ser decisorios el día de la elección. En el movimiento pueden decir muchas cosas, apunta De la Riva, pero al final se pueden ir con cualquier candidato.