La técnica tampoco ayudaría a frenar el calentamiento global, señala estudio de EU
Es considerada una estrategia viable
por un grupo de la ONU; sin embargo, los investigadores explican que el enorme volumen de fluidos bajo tierra por largos periodos hace irreal la propuesta
Miércoles 20 de junio de 2012, p. 2
Washington, 19 de junio. Enterrar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), técnica propuesta para reducir esas emisiones nocivas a las atmósfera, puede provocar terremotos y probablemente no ayude a luchar contra el calentamiento global, indicó el lunes un estudio estadunidense.
La advertencia apareció en un artículo en las Actas, de la Academia Nacional de Ciencias, pocos días después de que otro estudio independiente estadunidense alertara sobre el riesgo sísmico de la técnica Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por su siglas en inglés).
La CCS es considerada una estrategia viable
por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de Naciones Unidos (ONU) para controlar la contaminación provocada por la generación de energía eléctrica a partir de carbón y otras fuentes industriales de CO2, señala el estudio.
Sin embargo, aunque no hay proyectos de gran escala en marcha, el enorme volumen de fluido que tendría que ser enterrado durante largos periodos vuelve irreal la propuesta, se argumentó en la investigación realizada por expertos de la Universidad de Stanford, en California.
“Hay alta probabilidad de que la inyección de grandes volúmenes de CO2 en las rocas frágiles que se encuentran generalmente en el interior de los continentes cause terremotos”, dijo el artículo de los profesores de geofísica Mark Zobacka y Steven Gorelick.
“Debido a que incluso los terremotos de magnitud baja y moderada amenazan el sellado de los depósitos de CO2, en este contexto, la CCS a gran escala es un riesgo, y es probable que la estrategia no funcione para reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero”, indicó.
La CCS tiene el objetivo de reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera mediante la captura, licuefacción e inyección subterránea de grandes volúmenes de carbono.
Para que el CCS funcionara a escala global, sería necesario eliminar alrededor de 3 mil 500 millones de toneladas de C02 al año, o el volumen equivalente a unos 28 mil 600 millones de barriles, dijo el estudio, que precisó que anualmente se producen en todo el mundo cerca de 27 mil millones de barriles de petróleo.
“Antes de embarcarse en proyectos para inyectar enormes cantidades de CO2 en varios lugares del mundo, es importante señalar que durante periodos de sólo unas décadas, las modernas redes sísmicas han demostrado que los terremotos ocurren en casi todas partes en el interior de los continentes”, dijo el estudio.
La CCS también requeriría una tasa de fuga subterránea de menos de uno por ciento cada mil años para lograr los mismos beneficios para el clima que las fuentes de energía renovables
, señaló.
Inyecciones subterráneas de aguas residuales fueron vinculadas a sismos de baja magnitud a moderada en Estados Unidos en los años pasados, indicó la investigación, al citar un caso evidente ya en 1960 en Colorado y otros más recientes en Arkansas y Ohio.
El análisis del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos encontró el viernes que el CCS potencialmente puede inducir grandes eventos sísmicos
. Sin embargo, la fractura hidráulica, técnica para permitir o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo, que ha estado bajo intenso escrutinio de los ambientalistas, no es, según el estudio, un factor de riesgo de temblores.