Las personas deben apoderarse de ese espacio y sentirlo suyo, manifiesta Carmen Gaitán
recupera afluencia y esplendor
La segunda y última estapa del remozamiento integral del recinto concluirá en julio, dice su directora a La Jornada
La página en Internet ofrece un diseño más atractivo y fresco
Martes 5 de junio de 2012, p. 4
Recobrar el esplendor del Museo Nacional de San Carlos (MNSC) y relanzarlo
como un espacio cultural vivo es el desafío que Carmen Gaitán se fijó al asumir la dirección de ese recinto, en enero de 2011.
Para lograr lo primero, emprendió un proyecto integral de restauración del edificio que desde 1968 alberga a esa instancia: la antigua residencia del conde de Buenavista, joya arquitectónica de finales del siglo XVIII, diseñada por el valenciano Manuel Tolsá, realizador del Palacio de Minería.
Respecto de lo segundo, en tanto, se ha atrevido a romper los esquemas de esa institución y, entre otros aspectos, ha programado propuestas de arte contemporáneo que conviven y dialogan con el acervo del museo, integrado por arte europeo de los siglos XIV a principios del XX, uno de los más importantes de Latinoamérica.
A esto último se suma el interés de la promotora cultural por desacralizar
la idea del museo como un lugar rígido y solemne, una especie de fuerte sólo para élites
, y transformarlo en punto de encuentro, disfrute y alegría.
Inversión de 10 millones de pesos
Cuando Carmen Gaitán llegó al MNSC, refiere en entrevista, se topó con que el recinto presentaba ciertos detalles que sí daban la imagen de abandono
, como sanitarios descuidados, vidrios rotos o faltantes, cableado mal instalado y deterioro en elementos arquitectónicos: balaustradas, escaleras principales y copones.
Fue así, cuenta, como determinó echar a andar el plan integral de restauración que su antecesora, María Fernanda Matos Moctezuma, había propuesto.
Lo primero en ser intervenido fueron los baños de servicio al público, los trabajos en forma comenzaron en octubre del año pasado y se extenderán hasta julio próximo, con un costo total de 10 millones de pesos, aportados por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), instancia de la que depende el museo.
Una vez aprobado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por tratarse de un monumento histórico, el proyecto fue asignado mediante licitación pública al arquitecto Ricardo Prado, de la compañía Parem, especializada en restauración de bienes culturales, la cual, entre otros encargos, realizó la nivelación de la Catedral Metropolitana.
Las obras fueron divididas en dos segmentos. El primero, de octubre a diciembre de 2011, en el cual se invirtieron 6 millones de pesos, consistió, entre otros aspectos, en restaurar la escalinata principal, uno de los elementos arquitectónicos distintivos del edificio, al lado del patio oval.
Fue así, señala Gaitán, que además de reparar los escalones o cambiarlos por unos nuevos, también se liberó a la escalinata, en la parte baja, de unos muros de tabique que no correspondían al diseño neoclásico de la construcción y que impedían ver que la escalera está volada.
De igual manera, esta primera etapa implicó recuperar la cantera como material original de las 188 balaustradas del techo del patio oval, luego de que habían sido sustituidas por piezas de concreto.
Otro de los elementos recuperados fueron las columnas, a las cuales se les retiró el cemento inyectado en intervenciones anteriores, material que provocaba daños irreversibles, según Gaitán.
Parte sustancial del primer segmento del proyecto fue retirar la gruesa capa de impermeabilizantes de las azoteas y sustituirlos con materiales y procedimientos antiguos, acordes con la época de construcción del edificio. Este proceso permitió descubrir estructuras originales de la edificación, como un tragaluz.
Cambio de lugar y adecuación de las taquillas, una nueva oficina para la seguridad, la liberación de un pasillo y la creación de una nueva galería forman parte de esa fase.
Por un museo vivo
Con un costo de 4 millones de pesos, la segunda etapa, cuya conclusión se estima para julio, incluye la renovación del auditorio, con aforo para 200 personas; tenía humedad en pisos y muros, por la proximidad del manto freático.
También contempla el techado de la recién creada galería, con una pérgola de estilo decimonónico, así como la obra civil para instalar un elevador destinado a personas con discapacidad.
La adquisición de ese aparato, para lo que se necesita poco más 1.5 millónes de pesos, no está considerada en el presupuesto, precisa Gaitán, quien agrega que, a la par de esas grandes obras, se pintaron las diversas oficinas del museo, los baños para empleados fueron restaurados y se creó una cocineta para los trabajadores, así como nuevos espacios para las secretarias.
Además, indica, se cambió el diseño de las hojas de sala y los catálogos, y se buscó un diseño más atractivo y fresco para la página de Internet del MNSC.
La funcionaria adelanta que existe la idea de dotar al edificio de iluminación en la parte externa, así como un proyecto, que de realizarse, sería el gran logro
de su gestión.
Éste consiste en unir la calle de Ramos Arizpe, la cual da a uno de los flancos del museo de San Carlos, con la Plaza de la Revolución, para atraer al recinto a los centenares de personas que se congregan en aquel sitio, aclara.
La propuesta imcluye ampliar banquetas, cambiar los árboles por palmeras e instalar pendones para anunciar las muestras del MNSC. El presupuesto estimado es de casi 5 millones de pesos, de los cuales el Gobierno del DF aportaría un millón y medio.
Buscamos que sea un museo vivo. La gente ya no venía y poco a poco comienza a hacerlo de nueva cuenta. Lo siguiente es que las personas se apoderen de este espacio, que lo sientan suyo
, subraya Carmen Gaitán, quien manifiesta el interés de que el museo homologue su día de cierre con el de los otros espacios museísticos del mundo, los lunes, en vez de los martes, como hasta la fecha ocurre.