Crisis del euro
Martes 29 de mayo de 2012, p. 31
La cumbre informal de la UE, el 23 de mayo, no arrojó nuevos compromisos para mantener a Grecia en la zona euro, recapitalizar los bancos en problemas o sobre la propuesta francesa de los eurobonos. Esto muestra que, pese a algunos cambios en la retórica provocados por la elección de Francois Hollande como presidente de Francia y sus intentos de confrontar el enfoque alemán de la crisis de deuda, la política de la UE se mantiene sin cambio.
Sobre Grecia, no hubo mucho más que el reiterado llamado a que debe mantenerse en la zona euro pero apegándose a los compromisos contraídos cuando recibió el rescate más reciente de la EU y el FMI. Aunque no fue el tema principal de la cumbre, se han filtrado documentos que indican que la UE ha estado evaluando el impacto potencial de una salida de Grecia del euro. Además, el informe mensual más reciente del banco central alemán expresa que la salida de Grecia sería manejable
. Esto indica que los encargados de las políticas de la unión parecen más relajados al respecto; sin embargo, creemos que el riesgo de contagio sigue siendo sustancial si Grecia sale del euro, incluso al punto de causar una importante perturbación en el sector bancario (tanto por pérdidas directas como por consecuencias indirectas como una escalada de clientes de bancos exigiendo sus ahorros en otros países vulnerables) y una mayor disminución de la confianza de los clientes y las empresas, que podría causar una profunda recesión.
Alemania mantiene su férrea oposición a los eurobonos, pese a la creciente presión de Francia, Italia, la Comisión Europea y la OCDE. Los dirigentes de la UE no se molestaron en negar o minimizar las importantes diferencias existentes dentro de la zona euro en este aspecto. Tampoco hubo avance sobre la idea, ligeramente menos polémica, de permitir que el fondo permanente de rescate de la zona euro inyecte capital directamente en los bancos y no a través de deuda soberana. Se habló de una supervisión más estricta de los bancos en toda la zona y de mejores mecanismos de resolución para bancos en apuros, pero tampoco en esto se llegó a acuerdos.
Algunos avances
Se avanzó en complementar el compacto fiscal
con un compacto de crecimiento
, que incluiría la introducción de bonos de proyecto
para atraer financiamiento privado a proyectos de infraestructura, fortalecer al Banco de Inversión Europeo, hacer más eficientes los fondos estructurales e impulsar el empleo.
Sin embargo, no son logros muy convincentes para Francia y otros que han estado pidiendo poner atención en el crecimiento y no en la austeridad. Ninguna de estas medidas es muy sustancial y ninguna tendría mucho impacto en el crecimiento, sobre todo a corto plazo. Pese al intenso debate, es improbable que se relajen las estrictas metas de déficit fiscal de los estados.
Por el momento, nada ha cambiado en la política de la UE; sigue dominada por el enfoque en la consolidación fiscal y las reformas estructurales. Los esquemas para construir una unión fiscal e instrumentos comunes de deuda fueron desechados sin mayor discusión y existen pocos o ningún indicio de que Alemania esté dispuesta a reducir o ceder en su oposición a una agenda de estímulo fiscal.
Tal vez lo más importante es que la cumbre ha revelado que la crisis ha dañado las relaciones en la UE: hay tensión y hasta las acostumbradas fórmulas de cortesía diplomáticas son dejadas a un lado. Esto, y la suspensión de la tradicional consulta y colaboración entre Francia y Alemania antes de las cumbres, son malos augurios para las perspectivas de resolver la crisis de la zona euro y de la unión.
Fuente: EIU
Traducción de textos: Jorge Anaya