San Luis Potosí, 12 de mayo. Al término de su participación en la mesa ¿De qué escribimos cuando escribimos de narco?, que se realizó en el contexto del noveno Festival de Letras que se desarrolla en San Luis Potosí, en entrevista con La Jornada el escritor Bernardo Fernández dijo: “El crimen se mudó de la nota roja a la primera plana de los periódicos y noticieros electrónicos, pero eso no es culpa de la literatura del narco, es por esta guerra absurda emprendida para legitimar este gobierno ilegítimo; esta guerra declarada al narcotráfico de forma frontal sin un estrategia clara”.

El también historietista y diseñador, conocido como Bef, agrega: “ Yo no escribo de narco específicamente, mi tema es el crimen, pero como el narco está actualmente en la agenda nacional por eso estoy escribiendo del crimen dentro del él. No hay un interés del narco por sí mismo, sino en el crimen como un fenómeno individual que trasciende lo social, ese es el tema que me interesa escribir”.

Bef, cuyo trabajo Tiempo de alacranes ganó el premio Otra vuelta de tuerca como mejor novela policiaca en México y el premio Memorial Silverio Cañadas en la Semana Negra de Gijón, continúa: Este traslado de la violencia de la nota roja a la agenda nacional es una tragedia. Lo que ha sucedido es que quienes escribimos o nos interesa la novela policiaca nos tuvimos que poner a escribir sobre la gran actividad criminal que ahora nos ocupa; quizás hace 20 años escribiríamos sobre el robo de automóviles o secuestros, y hubiéramos creado una novela del secuestro, pero en este momento la violencia en el narcotráfico es lo que nos ocupa y por esos hay tantos libros que abordan el tema.

Buenos, regulares y villamelones

A consideración de Bef, en este panorama literario hay de todo: de manteca, de mantequilla y de cebo; buenos, malos y regulares (...) específicamente sobre narcoliteratura hay muy poca, porque se meten en ese tren muchas cosas que estrictamente no lo son, pero me parece que quienes la hacen bien son sobresalientes, como Alejandro Almazán y Elmer Mendoza; pero también hay villamelones que se han subido con obras coyunturales, que sólo son entendibles por la cadencia del asunto.

Bef también refirió que: Existe este tipo de literatura porque una de sus funciones es exorcizar a la sociedad (...) a mí específicamente me interesó porque quería contar una serie de historias que tocaran estos temas, pero no de forma central el narcotráfico, que es lo que se ve de manera más evidente.

Hielo negro, premio Grijalbo de Novela, es el más reciente trabajo de Bef, quien concluye: Creo que soy un escritor muy ingenuo, porque la realidad de afuera me sobrepasa como a todo mundo.

Literatura de la imaginación

Otra de las figuras que se presentó, pero en el renglón de la literatura fantástica, fue José Luis Zárate, quien dictó la ponencia titulada Adaptación, rescritura y homenaje que versó sobre una recapitulación sobre diferentes obras y símbolos de la figura del héroe: “Acabo de publicar una novela en España, La máscara del héroe, una trilogía sobre la imagen del héroe enmascarado (Santo), sobre la creencia que se tienen de un superhéroe como Superman y el héroe secreto que es un capitán de un barco que se enfrenta a Drácula; de ahí saqué diferentes aspectos de estos mitos y el plano imaginario de cómo sería la interrelación de estas figuras, qué significaría en nuestra vidas cotidiana, o sea, un rencuentro de lo que significaría tener una imagen mítica al alcance de nuestra mano, al alcance del ciudadano de a pie”.

José Luis Zárate es uno de los escritores mexicanos más reconocidos dentro del género fantástico y de ciencia ficción en el país, su obra también ha tocado ensayo, poesía y narrativa, y permite considerarlo parte de un movimiento renovador en la literatura mexicana de finales del siglo XX, que abandona el nacionalismo imperante hasta aquel momento y busca volverse más universal y cosmopolita.

Zárate declaró a este diario: En mi obra la imagen del héroe va más por el mito y sobre el símbolo, por ejemplo en el Twitter escribo tres cuentos diarios de 140 caracteres y con poco espacio utilizo muchos símbolos e imágenes que el lector pueda reconocer rápidamente y jugar con todas sus acepciones.

En este ejercicio literario Zárate ha encontrado, confiesa: Una relación estrecha con los lectores, hay una retroalimentación inmediata; en tres minutos ya tienes comentarios y generas reacciones, te das cuenta de qué está ocurriendo y cómo llegas a diferentes lectores; una comunicación que se daba a través de meses, años o que nunca ocurría, aquí es inmediata.

Sobre sus proyectos adelantó: “Estoy tratando de ingresar al mercado virtual con la obra, El tamaño del crimen, que fue escrita para Internet y para que se vendiera ahí mismo; me siento en buen momento creativo (...) en este momento creo que la literatura fantástica y de ciencia ficción está increíblemente viva, tiene muchos nombres importantes, como Alberto Chimal o Roberto Fernández, entre muchos otros; hay una legión importante de lectores, incluso Chimal la califica como literatura de la imaginación, porque así se abarcan todos los mal llamados subgéneros literarios”.