Sin heridos culminó anoche el primer partido de ida de las semifinales del torneo clausura 2012. El América no le alcanzó lo que invirtió para aprovechar su condición de local y Monterrey abandonó el estadio Azteca con un empate sin anotaciones.

La ventaja ahora es de Rayados, que con tan sólo evitar la derrota el sábado en la revancha tendrán su boleto para la gran final.

El grito de vamos, vamos América, esta noche tenemos que ganar, apareció muy temprano tras dos disparos peligrosos de Paul Aguilar, al minuto 2 y 4, que fueron desviados a tiro de esquina.

Monterrey también demostró pronto que su arma de contragolpe era de cuidado. Al minuto 14 el Chelito Delgado se encargó de comandar uno: cedió para Aldo de Nigris, quien remató dentro del área pero el balón fue desviando por el arquero Moisés Muñoz.

Dos minutos después, el que pasó apuros fue el portero Jonathan Orozco por un tiro de Christian Benítez.

Un resbalón de Molina estuvo a punto de traerle consecuencias al América, pero el remate de Neri Cardozo resultó desviado. Después de este minuto 22, bajó el voltaje del juego, sobre todo porque Rayados se quedaba en su territorio tratando de cerrar los caminos al anfitrión.

Sin embargo, en los últimos minutos de la primera parte los de Coapa casi encontraban la llave para abrir este candado. Aunque primero, Paul Aguilar volvió a provocar los gritos de los aficionados; esta vez fue el culero, dirigido al árbitro Mauricio Morales lo amonestó al considerar que trató de engañarlo con una falta dentro del área.

Luego un cobro de una falta cerca del semicírculo de José Cárdenas obligó a un gran lance del arquero Orozco para evitar la caída de su meta. Al 45 el grito de gol de los americanistas se ahogó porque Darwin Chávez salvó su meta luego de que el tiro de Benítez ya había superado al arquero.

Al regresar del descanso Paul Aguilar volvió a encender a la tribuna muy rápido. Era el minuto 47 cuando el disparo que hizo desde la banda derecha se paseó por la meta de los Rayados sin que apareciera alguien que lo metiera en el arco.

Lo que predominaron después fueron los errores. Aunque durante el partido dejó de llover, estuvieron a la orden los resbalones, así como las imprecisiones en los pases.

Monterrey tuvo dos importantes: primero al ataque cuando Suazo no pudo capitalizar un contragolpe, y luego a la defensiva cuando el portero Orozco se dejó presionar por Vuoso y puso en peligro su meta.

Al minuto 63, los americanistas le demostraron a Ángel Reyna que no lo quieren. Desde que se percataron que iba a entrar en lugar del Chelito la silbatina fue ensordecedora. Y cada vez que tocaba el balón repetían la dosis.

El América nunca dejó de acosar al rival, buscó la ventaja, pero lo único que encontró fue una baja importante porque el árbitro expulsó a Paul Aguilar al 83 que recibió la segunda amonestación.