Mundo
Ver día anteriorMartes 8 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Detienen a unos 300 manifestantes al pretender obstruir el paso al convoy del gobernante

Putin asume como presidente de Rusia en medio de protestas

Medvediev será el nuevo premier

Pomposa ceremonia en el Kremlin, digna de un zar

Foto
Vladimir Putin (a la derecha) sale del Kremlin, donde asumió la presidencia de Rusia, con varios de sus invitados, como el ex premier italiano Silvio Berlusconi y el ex canciller alemán Gerhard Schroeder (al centro)Foto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 8 de mayo de 2012, p. 20

Moscú, 7 de mayo. En pomposa ceremonia, ante selectos invitados y con protestas en la calle, Vladimir Putin tomó posesión este lunes del cargo de presidente de Rusia para un tercer periodo de seis años, aunque en los cuatro años anteriores que se desempeñó como primer ministro siempre tuvo la última palabra en la toma de decisiones en el Kremlin.

De este modo, hoy se puso fin en Rusia a la absurda fórmula del tándem gobernante, con Dimitri Medvediev como presidente nominal y, en realidad, como guardián de la silla presidencial para Putin, impedido éste por la Constitución para ejercer como mandatario un tercer periodo consecutivo.

Ahora, recolocadas las piezas, con el enroque anunciado el pasado septiembre, Medvediev asume como próximo primer ministro de Rusia su condición de subordinado de Putin –algo que nunca hizo éste respecto del jefe de Estado formal, a quien dio trato de colega, de igual a igual pero con voto de calidad–, con un matiz de riesgo que puede acabar con su carrera política.

Porque, a diferencia de Putin, Medvediev sí puede ser cesado en cualquier momento, haciendo de chivo expiatorio, si se agrava la situación económica y se le complican las cosas al jefe.

Por lo pronto, mediante decretos firmados esta tarde, Putin fijó metas tan ambiciosas como difíciles de cumplir para el nuevo gobierno que va a encabezar Medvediev.

Uno tras otro, con intervalos de diez a 15 minutos, los decretos aparecieron en la página web de la presidencia y se refieren, en política económica, al retiro del Estado de todos sus activos no vinculados a materias primas hacia finales de 2015; en política social, aumentar los salarios en Rusia 1.5 veces hacia 2018, también subir las pensiones y rebajar en 20 por ciento el costo de la vivienda.

Hasta 90 por ciento de los medicamentos deberán ser de producción nacional, se dice en el decreto con medidas en materia de salud pública, que añade el propósito de disminuir el número de fallecimientos por enfermedad.

En el ámbito demográfico, Putin quiere que la esperanza de vida de los rusos llegue a los 74 años y que las mujeres tengan mejores condiciones para compaginar trabajo y cuidado de los hijos.

Acabar con la burocracia y realizar hasta 70 por ciento de los trámites por Internet dentro de seis años es otra meta impuesta por el presidente al gobierno, que también tendrá que renovar casi en su totalidad el armamento del ejército ruso en los siguientes ocho años.

En un guiño a la clase media urbana –que se levantó contra el ajuste de resultados en las legislativas de diciembre y la intención de Putin de perpetuarse en el poder, y también gusta de tener un nivel de vida con comodidades y vacacionar fuera de Rusia–, Putin ordenó a la cancillería agilizar las negociaciones para suprimir las visas con los países de la Unión Europea en viajes de corta duración.

Foto
Opositor a Putin, detenido en San PetersburgoFoto Ap

Los trabajadores extranjeros con papeles, cuyo incremento molesta a un sector de la población, tendrán que rusificarse al presentar un examen de dominio del ruso y conocimientos de historia y legislación de Rusia antes de que termine este año.

Con esta jugada mediática, Putin ratifica algunos de sus compromisos electorales y, si no se llevan a la realidad, habrá otros responsables del fracaso, mientras él pretende quedar al margen.

Putin –que ya gobierna durante 12 años, desde el 7 de mayo de 2000– se prepara para estar en el poder dos periodos más de seis años, como ha dado a entender en varias ocasiones.

Su voluntad choca, sin embargo, con una realidad distinta a la que tuvo en años anteriores, con el surgimiento de un creciente movimiento de rechazo, cuya evolución dependerá de las posiciones que asuman los dirigentes de los inconformes, por ahora divididos entre moderados y radicales.

Hoy mismo, mientras en la ceremonia de toma de posesión, que por momentos pareció más bien la de coronación de un zar, Putin era aplaudido por sus invitados –uno muy especial: su amigo del alma Silvio Berlusconi, viajero frecuente a Rusia, en tanto se aclaran sus problemas con la justicia italiana–, muchos inconformes se enfrentaron a la policía.

Cerca de 300 acabaron en la cárcel, como los 400 detenidos ayer, al querer impedir el paso de la caravana de vehículos que llevaba a Putin al Kremlin.

Es prematuro hacer vaticinios de lo que va a suceder en este tercer periodo presidencial de Putin.

El pronóstico más favorable apunta que, estos seis años, el Kremlin seguirá explotando la falsa disyuntiva de Putin o el caos para mantenerse en el poder, realizando los ajustes y las concesiones que sean necesarias.

En el otro extremo, los menos optimistas no excluyen que, dentro de un par de años, Putin se vea forzado a disolver la Duma y convocar elecciones legislativas anticipadas, y poco después a formar nuevo gobierno, ya sin Medvediev, quien podría ser sacrificado en aras de la continuidad del jefe.

La gran pregunta es si Putin podrá terminar su tercer mandato presidencial, pero la respuesta no depende de él, sino de la oposición política, por ahora en franco crecimiento, aunque todavía no termina de formarse y está em riesgo de malograrse.