Opinión
Ver día anteriorLunes 26 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los candidatos poliédricos
E

stos días en que hemos presenciado las angustias de los aspirantes a ser candidatos por algún partido político para tratar de ser electos en las próximas elecciones de julio, se ha visto de todo: los que se afirman en su propio partido, los que no lo logran y se retiran discretamente, y luego los que, ya eliminados de las listas de los que sí van a ser candidatos a senadores, gobernadores, diputados o presidentes municipales, por el partido al que ya pertenecían, de pronto aparecen en las de otro, el cual ha podido ser adversario, antes de ahora, y contra el cual se han jugado a fondo, en momentos cruciales, para todos, es decir, para todo el sistema político, y sin ningún rubor nos dan la sorpresa de que súbitamente cambiaron de parecer, dejan las filas de su partido base, se olvidan los agravios anteriores que pudiera haber habido y listo. Que sirvan las otras y que siga la fiesta.

Cuando hay alguna afinidad ideológica entre el anterior y el nuevo instituto, lo que no es algo muy común, esto es más comprensible, si uno hace a un lado los juicios referentes a la oportunidad y a los tiempos. Es decir, ¿por qué ahora sí y antes no? Bueno, pues no hay que ser tan inflexibles y lo mejor es no entrar en este tipo de consideraciones, pues no tiene caso en realidad llegar o no a algunas conclusiones que después de todo serían de poca utilidad para todos, los que se van, los que los aceptan y que anteriormente los rechazaban tajantemente, ni para los que les dan conmovedoras bienvenidas con alentadores presagios de éxito para ellos, quienes mostrando un amplísimo criterio, el cual no se les había visto antes, de pronto descubren su error de apreciación y sencillamente se cambian de chaqueta y listo, adelante. Con los faroles.

Lo importante es que la patria siga recibiendo el beneficio de sus importantes aportaciones, que son, desde luego, consecuencia natural de sus grandes cualidades personales, las que, si no son apreciadas en todo lo que valen en el seno del partido anterior, no pueden ser desperdiciadas así nomás, y hay que buscar otro partido en que tengan una dirigencia con bases y líderes más inteligentes y más sensibles que los otros, y que ellos sí se den cuenta de que lo importante es no desperdiciar a quienes tanto han beneficiado a la patria, y que ahora se dan la oportunidad de hacer mérito a sus tan injustamente minusvaloradas cualidades y, por lo mismo, hay que brindarles de inmediato alguna posición desde la cual sigan su fructífera carrera y favorezcan a todo el país, y a otros también, pues quién se atrevería a dudar del gran alcance que pueden tener las luces que nos alumbrarán el oscuro camino hacia el progreso, hasta ahora inalcanzable, pero que, con sus sabias aportaciones, este tránsito infame se convertirá en un mero paseo que nos llevará prontamente a las metas que ni la Revolución Mexicana ha puesto a nuestro alcance.

Bien decía el admirado y fraterno amigo Francisco Martínez de la Vega: hay hombres con un gran sentido práctico, que nos invitan presurosos, en los momentos difíciles, a formar el sólido grupo de leales, y después veremos leales a quién dicen. Y luego soltaba Paco aquella carcajada tan contagiosa que lo caracterizaba.

Norberto Bobbio afirma en su pequeño gran libro Derecha e izquierda: ¿existen realmente aún la izquierda y la derecha? y más adelante (pág. 49): éstos son dos términos antitéticos que desde hace más de dos siglos se emplean habitualmente para designar el contraste de las ideologías y de los movimientos en que está dividido el universo, eminentemente conflictivo, del pensamiento y de las acciones políticas. En cuanto términos antitéticos, son respecto del universo al que se refieren recíprocamente exclusivos y conjuntamente exhaustivos: exclusivos en el sentido de que ninguna doctrina ni ningún movimiento puede ser al mismo tiempo de derechas y de izquierdas; exhaustivos, porque, al menos, en la acepción más rigurosa de ambos términos, tal y como iremos viendo [...]. Una doctrina o movimiento únicamente puede ser de derechas o de izquierdas. (Ed. Punto de Lectura, 2a edición, 1995.)

La realidad política que estamos presenciando en la actualidad parece contradecir, con los hechos a la vista, al propio Bobbio, aunque no hay que perder de vista que el analista se refiere a doctrinas y movimientos y no menciona, por lo menos específicamente, ni a los integrantes de los partidos políticos individualmente ni a las organizaciones que otros autores atribuyen ser organismos de intermediación entre la sociedad y el Estado, y que tienen un nombre y un símbolo que los identifica y los distingue.

Desde su fundación, cuando se denominó PNR y luego PRM, para llegar hasta sus siglas actuales, el PRI ha cambiado también varias veces su declaración de principios y su programa de acción, en concordancia con las circunstancias históricas en las que los cambios de nombre y de siglas se fueron dando.

En el caso del PAN se excluye cualquier reminiscencia revolucionaria para poner el acento en la acción nacionalista, y hay que acudir a su declaración de pricipios para precisar el análisis de su ideología actual.

En cuanto al PRD, es muy clara su característica directriz revolucionaria, y la precisión que significa la nota democrática, que acentúa, en una alusión que lo singulariza, para expresar la diferencia conceptual e ideológica con el PRI, como una consecuencia natural de las circunstancias del ámbito nacional en que se forma este partido. Igualmente que en los demás casos que se mencionan, la lectura cuidadosa de su declaración de principios es necesaria para precisar su ideología.

Por lo que se menciona en este artículo, con la brevedad inexcusable del caso, es más clara y accesible la definición a nivel de partido que la que se puede obtener en la actualidad, incluyendo la historia individual de los nuevos ingresos de miembros procedentes de diversas organizaciones políticas con ocasión de la proximidad del proceso electoral nacional, que pudiéramos calificar de poliédricos, por la complejidad de sus lealtades a partidos muy diversos, en sus orígenes y en sus trayectorias. Veremos cómo resuelven estas contradicciones ellos mismos durante su desempeño.