El escultor Eduardo Abaroa (DF, 1968) propone la demolición del Museo Nacional de Antropología y lo argumenta mediante una propuesta estética en la cual explora el sentido ideológico de lo que el recinto representa como institución.

Destrucción total del Museo de Antropología reúne serigrafías, esculturas, una maqueta, una instalación y un video en la Galería Kurimanzutto (calle Gobernador Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec).

El artista admite que plantear la demolición de ese espacio museístico es algo muy fuerte, ya que los mexicanos de repente lo sentimos como muestra de identidad. Además, aclara, que el museo diseñado por Pedro Ramírez Vázquez en 1964 es un edificio fantástico.

El entrevistado explica que su propuesta apunta a los orígenes de esa edificación: El nacimiento del museo tiene una idea clara de un Estado fuerte, casi único. Es una obra que representa al Estado y creo que se hizo de manera muy consciente, no científica, de un partido, de un modo de entender el poder que todavía estamos trastabillando con no comprender así las cosas.

La contradicción está en que los indígenas allí exaltados viven en situaciones críticas en muchos puntos del país. Critico la creación del museo a partir de lo que sucede y ha sucedido en cierto modo durante la historia de México: la incomprensión y la marginación de todos los grupos étnicos tan ricos cada uno a su manera.

Las culturas prehispánicas deslumbran a muchos, sin embargo, sostiene Abaroa, no podemos permitir que los herederos directos de esa tradición arqueológica que nos fascina vivan en las condiciones en que están, sufran los atropellos que sufren.

Como en un filme de Hollywood

Eduardo Abaroa se aproxima a lo prehispánico desde el punto de vista técnico y reconoce que su propuesta es ‘un acto extremo de reducción a lo absurdo’; esa es la movida, para hacer un argumento”.

El escultor es especialmente crítico de las salas etnográficas poco visitadas del Museo Nacional de Antropología, porque “allí tratan de exaltar ciertas áreas de lo que los indígenas hacen y ya no funciona tan fácilmente en la realidad. Por ejemplo, no hay un indígena con una computadora cuando ellos hace 20 años revolucionaron el uso de éstas (al irrumpir el movimiento zapatista). En enero pasado que se conmemoró ese levantamiento, vi por Internet un excelente simposio en tiempo real.

Hablo del problema de cómo presentamos a los indígenas como personas del pasado, sin embargo algunos grupos étnicos tienen unas ideas fantásticas. Por ejemplo, los wixárikas poseen una concepción ecológica que ahora necesitamos adoptar, aunque no profesemos su religión. Algunas de estas ideas son importantes para nosotros y no las consideramos como debiéramos y, además, con agresiones en algunos casos.

Respecto de su propuesta, Abaroa expresa: Si Sebastián puede hacer un caballito gigantesco, puedo decir que el museo hipotético es mi escultura y lo voy a demoler, pero en un sentido desde luego como una ficción, como puede ser una película de Hollywood. Es mi filme, pero tiene bases de otro tipo.