Necesaria, una posición firme ante las sanciones, afirma el gobernante
Jueves 15 de marzo de 2012, p. 25
Teherán, 14 de marzo. El presidente Mahmud Ajmadineyad respondió este miércoles un interrogatorio del Majlis (Parlamento) sobre decisiones en su política interior. El mandatario iraní es el primero, en la historia de su país, en ser convocado por el organismo legislativo, que tiene el poder de impugnarlo si sus respuestas no son consideradas satisfactorias.
Un total de 79 miembros de la legislatura saliente formularon 10 preguntas a Ajmedineyad, centradas en el sistema del metro de Teherán, la tasa de crecimiento económico del país islámico, el presupuesto para la cultura y la ejecución de un plan de subsidios, reseñó la agencia oficial Irna.
El presidente iraní ha sido acusado de malgastar los recursos en donativos del gobierno y es criticado por retirar subsidios de alimentación y combustible, lo que incrementó la inflación.
El jefe de Estado también fue criticado por no cumplir la meta de crecimiento económico de 8 por ciento, así como la demora en la implementación del programa oficial de subvenciones.
Sin embargo, la comparecencia del mandatario, cuyos seguidores quedaron relegados en los comicios legislativos del 2 de marzo, se interpretó como una prueba de la fuerza de los integrantes de la llamada corriente principista
, o la más conservadora.
Ajmadineyad dedicó una hora a explicar la gestión de su administración, renovada tras las elecciones presidenciales de junio de 2009, en una sesión abierta que cubrieron unos 250 reporteros de los medios noticiosos iraníes y extranjeros, agregó Irna.
El mandatario goza de popularidad, pese a los resultados electorales parlamentarios. Sin embargo, facciones tradicionalistas que manifiestan una lealtad total y absoluta al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, han tratado de convocar al presidente durante meses, por lo que afirman que han sido reiterados sus desafíos contra la autoridad de Jamenei.
Al respecto, Ajmadineyad reiteró la necesidad de mantener una postura firme contra la presión de los enemigos y las sanciones, las cuales –aseguró– se convierten en oportunidades para el desarrollo y el progreso.