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“Está very nice”, dijo El Sol, quien ofreció un concierto rítmico, vernáculo y romántico

Entre protestas y trabajos inacabados, Luismi inauguró la Arena Ciudad de México
Foto
El cantante interpretó sus éxitosFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de febrero de 2012, p. a14

Pese a las protestas vecinales de Azcapotzalco, el cantante Luis Miguel inauguró la Arena Ciudad de México en la avenida Las Granjas con un concierto rítmico, vernáculo y romántico. El ídolo definió a su manera el recinto: “Está very nice”.

La expresión causó risas. La función se caracterizó por gritos estridentes, de los que lastiman los oídos.

Una pantalla moderna, lo último en tecnología, proyectaba imágenes en tercera dimensión. Cientos de luces creaban un ambiente ad hoc para la apertura del inmueble, con valor de cientos de millones de pesos.

Decenas de jóvenes contratados por una empresa acomodaban a los casi 20 mil asistentes. Croquis en mano, tenían dificultades para ubicar las zonas; fue peccata minuta.

Antes, desde la acera de enfrente, la Arena lucía imponente; grandes reflectores eran usados para realzar un espacio de vanguardia para los espectáculos en México.

El tránsito se puso pesado y decenas de policías de tránsito procuraban dar agilidad al flujo vehicular.

Problemas de logística

Largas filas se formaron en el acceso principal G3. Una lluvia  fuerte cayó y los asistentes se replegaron. La puerta no se abría porque resultó que no había llave. Un empleado rompió la chapa con un desarmador y un martillo. Todo se retrasó y ya eran las siete y media de la noche. Ya no se realizó un recorrido que estaba programado. Todos fueron directo al coctel. Hubo unas palabras oficiosas de inauguración. Canapés, champaña y ya; todo listo para ver a Luismi.

Decenas de trabajadores resanaban en varios niveles y colocaban metros y metros cuadrados de plástico. Otros quitaban polvo.

En el estacionamiento había escombros por todos lados.

El público limpiaba la tierra de sus asientos. Unos iban a buscar algo de comer, pero sólo hallaron papas fritas, cacahuates, refrescos y cervezas.

Luismi, llamado también El Sol, inundaba el escenario. Unos trabajadores secaban el agua que caía del plafón del techo, producto de la lluvia fuerte. El charco afectaba a los de las primeras filas, las más caras.

El concierto iba in crescendo con Suave. Vestido de negro, Luis Miguel era un ser iridiscente. Del escenario a la pantalla la imagen llegaba con dos segundos de diferencia. Eso creaba molestia y sacones de onda. A la mitad de la tocada, de plano la pantallota fue apagada. El hombre no pudo con la máquina. Puro peccata minuta.

“¡Buenas noches, México! Gracias por venir. Gracias a los que están hasta allá arriba, a los de las gradas. Un aplauso. A los que están a mi derecha… También quiero felicitar por esta magnífica obra, esta arena, la cual estamos inaugurando esta noche.”

De ahí en adelante todo fue toser y cantar.

Entre los asistentes especiales se encontraban los empresarios Alberto Hinojosa Canales y Guillermo Salinas Pliego; el delegado de Azcapotzalco, Enrique Vargas Anaya, y el candidato del PRD a la jefatura del GDF, Miguel Ángel Mancera.

Luismi preguntó al público si quería escuchar boleros. Lo que siguió fue la miel y el dolor, el beso y el suspiro, con Tres palabras, Bésame mucho y La gloria eres tú, pero a esa calma siguió la tempestad, con Oro de ley.

Popurrís para incondicionales

Esto dio paso a lo mejor: los popurrís, con Isabel, Cuando calienta el sol y otras para los incondicionales.

Con mariachi cantó: Que seas feliz, Si nos dejan, De qué manera te olvido, México en la piel y La Bikina.

Se acercaba el final y hubo un ascenso en el ánimo con Noche, playa, lluvia, que hizo del foro una gran disco. Luego cantó Y te propongo esta noche.

Fue el adiós de la primera noche de espectáculos en la Arena Ciudad de México.

En la avenida Las Granjas había lodazales y algunos se preguntaban cómo iban a regresar a su casa. Eso sí, los taxistas a esa hora abusan de la necesidad.