El homenaje fue realizado por mediadores entre el EPR y el gobierno federal
Destacaron sus valores para luchar en favor de un país más justo e igualitario
Jueves 16 de febrero de 2012, p. 20
La entrega a sus semejantes, la calidad humana y la capacidad de conciliar posturas encontradas fueron las características comunes de Samuel Ruiz, Carlos Montemayor y Miguel Ángel Granados Chapa, señalaron los integrantes de la Comisión de Intermediación (Comed) entre el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el gobierno federal, quienes ayer rindieron un homenaje luctuoso a sus tres ex colaboradores.
En el auditorio de la Casa de la Solidaridad, los amigos, familiares y colegas de dichos personajes celebraron la forma en que éstos mediaron entre culturas y cosmovisiones, en favor de un país más justo e igualitario.
El sociólogo, politólogo e intelectual Pablo González Casanova –ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México– fue el encargado de hacer un balance de la obra de Samuel Ruiz García, ex obispo de San Cristóbal de las Casas, a quien recordó como un hombre sensible que a veces lloraba al pensar cuál sería el significado de su paso por el mundo.
A ese deseo de ser alguien, afirmó, se le sumaba una verdadera voluntad de trascender, mediante la lucha que emprendió buena parte del clero latinoamericano para crear el reino de dios en la tierra
, vinculando de forma coherente el pensamiento y la acción.
Haciendo uso de su capacidad diplomática y su sentido práctico, Tatik Samuel –como lo llamaban cariñosamente los indígenas– calló las armas en unos cuantos días (tras el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994)
, y organizó una serie de diálogos que no sólo buscaban la paz con justicia y dignidad, sino también la resolución de los agravios ancestrales que sufren los pueblos origi- narios de México.
Por su parte, Susana de la Garza, viuda de Carlos Montemayor, hizo un retrato de la labor de su esposo como escritor, analista político, cantante, poeta, músico y lector, a casi dos años de su muerte, pero desde la óptica privilegiada que le daba la intimidad familiar.
Más allá de su faceta como activista comprometido con las causas sociales y los pueblos indios de México, el autor de Guerra en el paraíso era un hombre divertido, seductor, cálido, solidario
, que gustaba de refugiarse en el canto después de un día pesado de trabajo, y cuyo género favorito –como le contestó en alguna ocasión a un estudiante que le preguntaba sobre música–, era el género femenino
.
Tomás Granados Salinas, hijo del periodista Miguel Ángel Granados Chapa, puso de relieve la afición de su padre por las letras, y por la exposición de ideas sin necesidad de ser estridentes ni agresivos, sino transmitiendo de manera firme y clara un mensaje sustancioso.
Al término del acto, el antropólogo y articulista Gilberto López y Rivas leyó un comunicado de la Comed, en el que se anuncia que ante la falta de compromiso de las autoridades por esclarecer la desaparición forzada de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, militantes del EPR –a cinco años de ocurrida– se pedirá en las próximas semanas la intervención de organismos internacionales, como la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.