Rumbo al informe nacional de seguimiento a las metas comprometidas en la sexta Conferencia Internacional de Educación de Adultos (Confitea-VI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco), el gobierno de México estima que en el año 2018 el país podría ser declarado libre de analfabetismo y hasta el año 2032 el número de personas que no tienen primaria y secundaria bajará de 31 millones a 20 millones.

Esto, siempre y cuando la Secretaría de Hacienda, la Cámara de Diputados e incluso los gobernadores destinen un presupuesto con incrementos de 10 por ciento en términos reales para este sector poblacional, acotó el director general del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), Juan de Dios Castro Muñoz.

En el contexto de la reunión de consulta para la elaboración del informe que presentará México sobre la situación que guarda respecto del Marco de Acción de Belem –documento aprobado en la Confitea-VI para comprometer a las naciones a fortalecer la educación para adultos–, el funcionario destacó que además de mayores recursos se requiere la participación de todos: gobiernos federal, estatal y municipal, y también bajar la deserción de secundaria porque, de lo contrario, será el cuento de nunca acabar.

En la sede de la cancillería recordó que seis de cada 100 alumnos de secundaria abandonan la escuela al año. Sin embargo, en Michoacán –entidad con el índice más alto de deserción– 12 de cada 100 adolescentes dejan la escuela. En el INEA, de cada 100 adultos que entran 25 se desvinculan o no van a tomar clases, añadió.

Hoy día, la tasa de analfabetismo en México es de 6.9 por ciento, lo que significan 5 millones 300 mil personas que no saben leer ni escribir. De ellos, un millón 800 mil son indígenas.

Indicó que en 2015 la tasa de analfabetismo bajará a 6 por ciento y que en 2018 será de 4 por ciento, índice con el que la Unesco declara libre de rezago a un país, ciudad o región.

Subrayó que el problema se encuentra focalizado en los pueblos indígenas y los adultos mayores. Hay 364 variantes lingüísticas en México. Imagínate hacer libros de texto en las 364 variantes, y de éstas tienes lenguas en peligro de extinción. Hay lenguas que tienen 27 hablantes en todo el país. ¿Vas a hacer libros para toda la secundaria, para toda la primaria en una lengua con 27 hablantes, todos ellos adultos? ¿Con qué presupuesto? Este problema no lo tienen otros países.

Al señalar que falta mucho por hacer insistió en la colaboración de los gobernadores para atacar el rezago educativo. Sinaloa, Michoacán y Baja California, entre otros, no ponen un peso para educación de los adultos, todo lo pone la Federación. Y es difícil tener buenos resultados cuando uno nada más pone.

Si hubiera incrementos reales al presupuesto de 10 por ciento en términos reales, la situación mejoraría en menor tiempo. Sin embargo, lamentó, el año pasado recortaron al INEA 200 millones de pesos. Es difícil que te den y luego te lo quitan, concluyó.