Guatemala. Una familia indígena guatemalteca vivió el miércoles un emotivo rencuentro tras 25 años de haber sido separada a causa de la represión militar, que obligó a los pobladores de su aldea a cruzar la vecina frontera con México. Entre sollozos y abrazos, los seis miembros de la familia Morales se rencontraron en la sede del humanitario Grupo de Apoyo Mutuo, en el centro histórico de la capital guatemalteca. Las lágrimas de alegría ahogaban las palabras a Juana, quien quedó al cuidado de sus abuelos a la edad de ocho meses, cuando sus padres Antonio Morales y Francisca Ortiz debieron huir tras una incursión militar en Casaca Platanar, en el municipio de Ixtahuacán, 265 kilómetros al noroeste de la capital guatemalteca, cerca de la frontera con México. En el encuentro, la joven conoció a sus padres y a un hermano menor, Ernesto, quien nació en México hace 23 años, cuando estaban refugiados en el ejido de Amatitlán, del estado de Chiapas. En el mismo acto se rencontraron los abuelos Miguel Morales y María Bartolomé con su hijo Antonio. Es una felicidad que encontraran a mi hija, la volví a conocer, expresó Antonio, quien primero estrechó a sus padres y luego a su hija, a quien dejó de ver cuando tenía ocho meses de vida. Juana no salía del asombro y la alegría de encontrarse con sus padres biológicos, aunque tiene claro que los abuelos son sus padres