Con la intención de dar seguimiento a la confirmación del expediente necesario para proponer ante la Unesco que la tauromaquia sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el 17, 18 y 19 de enero, en la ciudad de Tlaxcala, se llevará a cabo el segundo coloquio internacional La Fiesta de los Toros: un patrimonio inmaterial compartido, con la participación de analistas de varios países taurinos del orbe.

Cuatro ejes temáticos similares a los desarrollados en el Capítulo Sevilla del año 2009 serán abordados en el coloquio: Componentes culturales de la tauromaquia; Aporte ecológico de las ganaderías de bravo; Realidad actual de la corrida de toros y la evolución deseable en las sociedades modernas, y el eventual reconocimiento institucional de la fiesta de los toros, como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad por la Unesco, en pro de su salvaguarda.

Habrá una exposición con obra taurina de los pintores Antonio Delmar, Sergio Bretón, Pablo Olivera, Rodolfo Carvajal y Juan Palacios, y fungirán como relatores de los diferentes ejes el cronista y escritor José Antonio Luna Alarcón, el contador público Luis Mariano Andalco López, director del Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino; el comunicador Jaime Oaxaca, el académico y poeta Manuel Camacho Higareda y el historiador José Francisco Coello Ugalde.

Con el apoyo del gobierno estatal y la coordinación del Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino participan investigadores y estudiosos de la talla de Araceli Guillaume-Alonso y François Zumbiehl, de Francia; Beatriz Badorrey Martín y Julio Martínez Moreno, de España; Esteban Ortiz Mena, de Ecuador; Williams Cárdenas Rubio, de Venezuela, y Maricarmen Chávez Rivadeneyra, Horacio Reiba, Hermilo López-Bassols, José Vicente Sáiz Tejero, Benjamín Flores Hernández, Natalia Radetich Filinich, Francisco Javier López Morales o María Isabel Campos Goenaga de México, entre otros.

Será un intento muy serio por empezar a recuperar la grandeza y originalidad de la fiesta de los toros, no en el mundo, sólo ocho países del orbe. Vaya, es tan perjudicial para el planeta como si aficionados y público de toros nos comiéramos niños vivos en las principales ciudades del mundo.

Esto de la Plaza México que lo disfrute quien lo soporte, escribió con decepcionada nostalgia el fino cronista poblano José Antonio Luna Alarcón. En la undécima corrida de la temporada 2011-2012 en la Plaza México, donde luego de seis años volvieron a la plazote reses de la ganadería de Arroyo Zarco, que para frustración de ganadero y alternantes repitieron pero no trasmitieron; se fijaron pero no emocionaron; parecieron pero no fueron –lo digo con respeto por tantos años y tanto esfuerzo de los respectivos encastes táuricos y humanos–, los alternantes Rafael Ortega, que cortó la oreja de su primero; Fernando Ochoa, que volvió a desperdiciar toros para desorejar, y Angelino de Arriaga, que confirmó tanto la alternativa cuanto su inclinación al torear con el pico de la muleta, lo más interesante fue la indumentaria glisoniana de Ochoa que lució atractivas medias negras para corroborar su ocasional quietud al realizar las suertes.