Teherán, 7 de enero. Irán anunció este sábado que en breve comenzará a operar su tercer centro de enriquecimiento de uranio, un conjunto de laboratorios subterráneos que mantuvo en secreto hasta 2009, construidos en los túneles de una antigua zona militar, en la localidad de Fordo, en la provincia norcentral de Qom.

El director del organismo de energía atómica del país asiático, Fereydoun Abbasi, no precisó la fecha en que empezarán los trabajos de producción del combustible nuclear, pero afirmó que las instalaciones cuentan ya con la capacidad de enriquecer el mineral a un nivel de 3.5, 4 y 20 por ciento.

A pesar del secreto que se mantuvo en torno a las instalaciones de Fordo, inspectores de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) pudieron ingresar en ellas por primera vez en octubre de 2009, y volvieron en septiembre de 2011 para constatar que el organismo dirigido por Abbasi ya había montado las centrifugadoras que sirven para elevar la calidad energética del uranio.

Irán afirma que realiza distintas labores para el desarrollo de su industria nuclear, con el fin de generar fuentes alternativas de energía eléctrica para una población de unos 70 millones de habitantes.

Además de las instalaciones de Fordo, tiene otros dos laboratorios de enriquecimiento de uranio en las inmediaciones de las poblaciones de Ispahan y Natanz. Dispone también de la nucleoeléctrica Bushehr, que lentamente construyó desde 1992 con ayuda de Rusia, que desplazó a Alemania del proyecto, pactado inicialmente en 1974, cinco años antes de la revolución islámica. Asimismo, cuenta con una planta de producción de agua pesada en la localidad de Jondab y con tres minas de uranio en Saghand y Anarak.

A mediados de la década pasada, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania lanzaron una campaña diplomática para sancionar económicamente a Irán por su rechazo a comprar el combustible nuclear a Occidente, acusándo además a la nación asiática de trabajar en sigilo en la producción de armas atómicas.

La presión diplomática llevó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a imponer una serie de sanciones financieras y comerciales desde diciembre de 2006, endurecidas en ocasiones posteriores. Paralelamente, Washington y sus aliados europeos han establecido sus propias medidas contra el gobierno y las fuerzas armadas iraníes, restringiendo compras militares y operaciones de financiamiento para tal fin.

La más reciente de las medidas contra el Estado iraní –reorganizado a raíz de la revolución de 1979 y alejado de Occidente desde entonces– fue aprobada el pasado 31 de diciembre por el presidente Barack Obama. Por ley, el gobierno estadunidense congelará bienes de cualquier entidad bancaria o financiera del mundo que negocie con el Banco Central de Irán contratos para la compra de petróleo del país asiático.

La norma deja como alternativa a las centrales del mundo negociar convenios con las corporaciones financieras estadunidenses. Las dos únicas excepciones de contratación con plantas iraníes pueden ocurrir cuando la operación sirva a la seguridad nacional estadunidense o la estabilidad de los precios en el mercado energético.

En medio del diferendo de Irán con Estados Unidos y sus aliados europeos, el gobierno británico informó haber ordenado el traslado de su buque más moderno al golfo Pérsico, con el fin de reforzar su presencia en la región.

El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña indicó que se trata de la primera misión del destructor HMS Daring. El movimiento de la nave ocurre una semana después de que Estados Unidos hizo una exhibición de su poder naval frente al mar territorial de Irán, en momentos en que las fuerzas armadas iraníes realizaban ejercicios militares en los que probaron su nueva tecnología misilística.

La naval estadunidense hizo transitar por el estrecho de Ormuz –en ruta a la sede de la quinta flota en el norte del golfo Pérsico– un portaviones de propulsión atómica y un barco de guerra artillado con misiles guiados.

El estrecho se encuentra entre Irán y Omán, y es la ruta principal para las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, Japón y Europa occidental.

La exhibición del poder militar estadunidense y la orden de traslado de la nave de Gran Bretaña, que dispone de otras posiciones militares en la región, son aparentes respuestas a presuntas amenazas de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz, en caso de que aumenten las sanciones comerciales en su contra. Pese a las versiones que circularon en la última semana de diciembre, las fuerzas armadas iraníes dijeron que no cerrarían el paso marítimo, y concluidos los ejercicios el 2 de enero, no procedieron al bloqueo.

Un alto mando de la quinta flota informó en la última semana de diciembre que la movilización de sus naves de guerra constituía acciones de rutina. Este sábado, el Ministerio de Defensa en Londres sostuvo que el traslado del HMS Daring fue planeado con anterioridad. Es una hecho absolutamente rutinario, señaló la dependencia británica.