La fondista Marisol Romero aseguró tener los pies bien puestos en la tierra, sin estar mareada por la fama, y espera tener la paciencia necesaria para alcanzar el próximo año las metas deseadas: conseguir las marcas de 5 y 10 mil metros que la clasifiquen a sus primeros Juegos Olímpicos, en Londres.

La representante de la Fuerza Aérea Mexicana tampoco se siente entre las nubes. Al contrario, ofreció dar su máximo esfuerzo, porque sabe que en el atletismo de fondo las mujeres no se quieren comprometer, mucho menos dar resultados y eso nos perjudica a todas.

A dos meses de su proeza con el doblete dorado en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, la vida de la fondista capitalina no ha cambiado, si acaso mejoraron sus recursos económicos al ser integrada al fideicomiso Compromiso Integral de México con sus Atletas (CIMA) y tener la promesa de que contará con respaldo para las competencias que tiene programadas en Estados Unidos y Europa en 2012.

Como la mayoría de los medallistas continentales que recibieron el incentivo económico –con impuestos– prometido por el gobierno federal, Romero Rosales dijo que ahorrará el medio millón de pesos que recibió, porque el día que no logre dar resultados deportivos está consciente que causará baja en CIMA y nuevamente tendrá que comenzar a tocar puertas.

“El deporte es de tiempo muy corto, mal pagado y se termina rápido. Como mujer quiero dar el gran salto. Estoy motivada y en buen momento. Sé que es un proceso y afortunadamente tengo la paciencia para no quemarme –en carreras moleras–”, argumentó Marisol.

De ojos achinados, la menuda atleta se encuentra a dos segundos de dar la marca en la prueba de 5 mil (15.30), y a 15 en la de 10 mil (32.10.00), las cuales buscará entre marzo y abril en las internacionales.

Aunque ya se vislumbra en la justa británica, la especialista en fondo tiene por el momento sólo un objetivo: Mejorar mis registros y ser la primera mexicana en llegar a la final de 5 mil, porque la de 10 mil es directa.