Sudor y grasa embadurnados sobre los cristales.

Un grito, uno solo, de varios adolescentes a quienes sólo se les ha enseñado a callar.

Grasa, sudor y grito que forman parte del proyecto A través..., performance de Teresa Margolles que se presentó este sábado en la Sala Gamboa del Museo de Arte Moderno.

El sudor y la grasa, explica la artista, provienen de las camisetas que entregó a unos 150 jóvenes de distintas partes del país desde Culiacán, su ciudad natal, hasta Ciudad Juárez, Querétaro, Novolato, Altata y la Ciudad de México. Ellos usaban estas camisetas en sus actividades del día a día, en sus escuelas, en sus trabajos, así que no sólo es su sudor y su grasa, sino también la que proviene de talleres mecánicos o de la cocina de restaurantes.

Margolles (Culiacán, 1963) ha trabajado en su obra con flujos de cadáveres y en esta ocasión decidió usar el de personas vivas como una forma de mirar ya no al pasado, sino al futuro.

Es hablar acerca de los vivos, de los jóvenes. Qué camino les dejamos los adultos, hacia dónde los estamos empujando, qué expectativas les estamos dejando, declaró Margolles en entrevista.

El aplicar la grasa y el sudor sobre los cristales es como una especie de piel compuesta de muchas grasas de jóvenes menores de 30 años, y ese grito fue propuesta de los jóvenes preparatorianos con los que trabaja en Iztapalapa. “Les dije qué quieren hacer y me respondieron queremos ir a gritar. Es el grito de la resistencia, porque no les enseñan a gritar, les enseñan a callar.

Es expresar ese coraje por sentirse excluidos de la sociedad y por lo tanto criminalizados, estigmatizados en el sentido de que automáticamente por ser jóvenes son sicarios o delincuentes.

Así, decenas de personas se dieron cita en la Sala Gamboa con los cristales empañados de fondo. Los alumnos de la Preparatoria 1 de Iztapalapa entraron en silencio, se colocaron al centro, se miraban entre ellos, el público ya en silencio miró la escena cuando de pronto ese grito, único grito, llenó el espacio.

A través..., cuya curaduría estuvo a cargo de Josefa Ortega, permanecerá en la Sala Gamboa durante dos meses en el Museo de Arte Moderno (Reforma y Gandhi). Pero el grito de los jóvenes, ese sólo se escuchó ayer.