Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Bitácora bifronte
RicardoVenegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
El derecho a la dignidad
Oleg Yasinsky entrevista con Camila Vallejo, vocera del movimiento estudiantil chileno
La lírica alemana en México
Daniel Bencomo
Ilija Trojanow, coleccionista de historias
Arcadio Pagazo
Alemania, letra y alma (I)
Lorel Manzano
Rüdiger Safranski, biógrafo del pensamiento
Pável Granados
Peter Stamm, lacónico y explosivo
Herwig Weber
Con Austerlitz en Amberes
Esther Andradi
Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
Corporal
Manuel Stephens
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Cabezalcubo
Jorge Moch
Directorio
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Rogelio Guedea
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La frente en alto
Yo soy de esos hombres a los que les gusta deambular. Salir a la calle y caminar sin rumbo, husmeando a través de las ventanas de las casas. O también, en los días de lluvia, meterme en un centro comercial y olisquear en los anaqueles. Ayer, por ejemplo, que llovía, fui al Warehouse. Me detuve en la sección de películas y me puse a revisar todas las que tenían etiqueta de promoción. A poco de estar viéndolas me empezó a doler la base del cuello. Lo giré hacia un lado y hacia otro, y continué. Lo hice hasta que ya el dolor no me dejaba tranquilo. Entonces abandoné la empresa, salí del centro comercial y me detuve debajo de un caidizo. Ya no llovía. A cambio: un cielo lleno de estrellas. Levanté la cabeza y las estuve viendo durante largo rato, hasta que recordé que mi mujer me había pedido no olvidar el papel de baño. Durante el trayecto al coche, me di cuenta que mientras estuve viendo películas con la cabeza agachada me dolió la base del cuello mientras que cuando la tuve hacia las estrellas, no. Por una asociación milagrosa, al ingresar a mi vehículo no tuve más remedio que convencerme de que nada mejor que ir siempre por la vida con la frente en alto. |