Lunes 14 de noviembre de 2011, p. 14
La muerte del secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, y de su equipo de colaboradores, es una pena, pero no debe asumirse como sorpresa dolorosa, sino como la plenitud de la esperanza: el abrazo eterno de Dios
, manifestó la Iglesia católica.
En la homilía dominical, en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, celebrada por el obispo auxiliar Antonio Ortega Franco –en ausencia del Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera–, pidió a los fieles que estén preparados para aceptar la muerte y no tomarla con sorpresa ni dolor.
Nadie quiere morir, pero la muerte es la suspensión y el inicio de la plenitud de la esperanza. Estemos preparados o no
. Luego se refirió al fallecimiento en el accidente, hecho que calificó como penoso y doloroso.
Exhortó a los católicos a aprovechar los valores, dones y talentos que se han conferido a las personas para servir a los demás.
Al referirse a los políticos, dijo que hay hombres responsables que ven por la marcha adecuada de nuestro país; que ven más allá y no son individualistas, sino que ven por la comunidad
. Aunque admitió que quizá no todos, pero eso pasa en la vida política, en la Iglesia, en todas las instituciones
.
Durante la homilía, los fieles oraron por el eterno descanso de los fallecidos en el accidente.