Es necesario crear una estrategia para que los libros estén disponibles, se sugiere a la SEP
Evaluación de procesos 2009-2010 fue elaborado por la Universidad Autónoma Metropolitana
Miércoles 2 de noviembre de 2011, p. 38
El Programa Nacional de Lectura (PNL) cuenta con figuras educativas
que no tienen las competencias requeridas para fomentar la lectura; el compromiso de los supervisores, directivos y docentes con el proyecto es menor al que se requiere
por la falta de correspondencia con sus necesidades e intereses personales”; sus recursos varían de un año a otro, y, además, llegan a destiempo a las entidades, lo que provoca el retraso e incluso la cancelación de las actividades de este plan, advierte el estudio Evaluación de procesos 2009-2010 del PNL, elaborado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El informe sostiene que la prioridad que los operadores dan al PNL en las escuelas está condicionada negativamente
, porque el programa tiene menos recursos financieros que otros que compiten por el tiempo y la dedicación de las figuras educativas
; el monitoreo es poco eficaz y no existen sanciones por incumplimiento.
Parte de la estrategia para fortalecer el hábito de lectura entre los escolares, en un país donde se leen apenas 2.9 libros por año, el PNL comenzó a operar en 2002 durante el gobierno de Vicente Fox. Su finalidad es contribuir al fortalecimiento de las competencias comunicativas de los estudiantes de primaria y secundaria mediante la instalación y el uso de las bibliotecas escolares y de aula.
Sin embargo, la evaluación –realizada por la UAM-Xochimilco en un reciente reporte que entregó a la Secretaría de Educación Pública (SEP)– subraya que para el aprovechamiento de las bibliotecas no basta entregar los libros en los planteles, sino que es necesario apoyarlos con estrategias que permitan que los volúmenes estén disponibles.
A su vez, alerta que hay una falta de definición de la población-objetivo a la que se dirige el PNL, falta un monitoreo del cumplimiento de metas en términos de suficiencia y calidad, y no existen criterios explícitos para la selección de las figuras educativas y escuelas que más requieren los apoyos.
En materia presupuestal, concluye que los recursos de las entidades cambian de un año a otro. Guerrero, por ejemplo, tuvo una variación de menos 51 por ciento en 2006, de menos 35 por ciento en 2009 y para 2010 registró una tasa positiva de 55 por ciento. Tamaulipas obtuvo una variación negativa de menos 93 por ciento en 2009, pero para 2010 la tasa fue positiva en una proporción de 400 por ciento.
Al no existir un método para la asignación presupuestal por entidad, los recursos se reciben tardíamente, lo que retrasa la programación de actividades y afecta la ejecución del programa.
Ante ello, se dan 11 recomendaciones a la SEP, entre ellas aplicar una metodología para la asignación del presupuesto, con el que se obtendría el beneficio adicional de fomentar la transparencia en la asignación de los recursos públicos.
Por último, sugiere emitir lineamientos sobre las características mínimas que deben cumplir los cursos de formación, para evitar que el PNL carezca de contenidos pertinentes.