Los restos del artista serán cremados en el Panteón Francés
Pintó los frescos del Casino de la Selva y escribió dos libros en los que plasmó su ideario
Martes 1º de noviembre de 2011, p. 5
El muralista y escenógrafo José Reyes Meza falleció ayer en su casa, de un paro cardiaco, a los 86 años.
Nacido el 23 de noviembre de 1924 en Tampico, Tamaulipas, Reyes Meza cursó estudios en su estado natal y luego, a la edad de 14 años, ingresó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
En 1942 incursionó en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y ahí fundó, bajo la dirección de Xavier Rojas, el Teatro Estudiantil Autónomo. Asimismo, en el Instituto Nacional de Bellas Artes trabajó como escenógrafo y se desempeñó como integrante del Consejo Técnico y Artístico de la Danza.
Fue miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana y desde edad muy temprana exhibió su obra en museos y galerías de México y del extranjero.
Integración plástica en iglesias
De su obra muralística destacan sus frescos en el desaparecido Casino de la Selva, de Cuernavaca, Morelos; el mural tallado en la montaña que decora la presa Raudales, de Malpaso, en Chiapas; los que creó en mosaico para adornar la fachada del Pan American National Bank, de Los Ángeles, California; uno en el edificio del Registro Público de la Propiedad y el Comercio del Distrito Federal, así como dos murales para la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en la Facultad de la Veterinaria, en Ciudad Victoria, y el Edificio Administrativo de Tampico.
Realizó, también, obra de integración plástica en diversas iglesias de la ciudad de México.
En el INAH había enfocado su interés a la mitología, la religión y la magia. Estudioso de las infinitas propuestas del número de oro llenaron la mayor parte de su vida y plasmó su ideario en los libros Signos sagrados y El círculo mágico y el alma del mundo: Platón-Leonardo da Vinci. En este último, Reyes Meza escribió que ante la necesidad de enriquecer al máximo su conocimiento de las proporciones armónicas para la composición de sus murales, cayó en la obsesión de profundizar en la infinidad de la divina proporción o número de oro
.
Los estudios, investigaciones y experiencias de José Reyes Meza con el número lo llevaron “al terreno de lo esotérico y aún más allá hasta el límite de la razón, donde el número es el umbral de lo inefable. Ahí donde el pensamiento de Platón y la suprema inteligencia de Leonardo da Vinci se integran y se funden en el ‘Hombre Catedral’ de Vitruvio, que contiene las medidas del todo, y que conforman el enunciado de Protágoras.”
Por los caminos del número
Para el pintor, otro descubrimiento suyo, que consideró valiosísimo y trascendente
, fue “una segunda serie de Fibonacci potencializada, que abre la puerta a otro espacio-tiempo, que confirma la infinitud del número de oro, su regencia en los tiempos que son y en los tiempos que no son, como se muestra en la página 181 de El círculo mágico... o en los tiempos que fueron como la relación de los conejos de Fibonacci con el calendario Azteca”.
A modo de presentación del volumen, Reyes Meza aclaró que no era matemático, sino que me he aventurado por los caminos del número, como alguien que penetra en un lago de aguas profundas, siempre en movimiento
.
En junio de 2008, en la conmemoración de los 160 años de la fundación de Nuevo Laredo, se le rindió un homenaje al poner su nombre al primer museo de arte de la ciudad, ubicado en el Centro Cultural Nuevo Laredo.
Los restos de José Reyes Meza son velados en el Panteón Francés (Calzada Legaria 449, colonia Deportiva Pensil), y su cuerpo será cremado hoy a las 11 horas.