Para las iglesias católicas y cristianas evangélicas la Constitución no debería discriminar por razón de credo y por lo tanto consideran que deberían hacerse cambios en el artículo 130, particularmente aquellos relacionados con prohibiciones a los ministros de culto.

La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) demandó permitir a los ministros de culto el pleno ejercicio de sus derechos políticos para que efectivamente se respeten los derechos humanos, observando el principio de igualdad y por tanto expuso que la fracción E del artículo 130 de la Carta Magna debe eliminarse.

Arturo Farela, presidente de la Confraternice, sostuvo que todas las corrientes vanguardistas del mundo occidental defienden la plena libertad que debe otorgarse a los ministros de culto en el ámbito político, y señaló que vivimos en un mundo de simulación del tema, todos sabemos que la jerarquía católica interviene en cuestiones de política proselitista y esto exhibe lo inútil que ya resulta la fracción E del artículo 130 constitucional.

Asimismo, Manuel Corral Martín, secretario ejecutivo de relaciones institucionales de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), consideró: Claro que habría que cambiar el artículo 130, porque en la Constitución no puede haber prohibición, tienen que ser leyes en orden positivo.

Añadió que ningún ciudadano puede ser discriminado en sus derechos de participación por una creencia o un credo, y afirmó que esto no debería ser una imposición, sino una determinación propia de cada ministro.

También resaltó que admite que muchas de estas restricciones obedecen a que algunas instancias o personas podrían tener ventaja, justamente por su investidura religiosa.

Hay leyes para no propiciar la superioridad de una organización o persona sobre otra, para igualar. Si eres ministro de culto debes separarte cinco años antes para ser candidato; como ciudadano no deberían haber restricciones, pero en mi fuero interno por ser presbítero no lo hago.

Sobre lo expresado por el cardenal Norberto Rivera Carrera respecto a que la Iglesia católica debe y puede participar en política, Corral dijo que el asunto se mal entendió, “porque una es la cuestión de la política partidista, la política de gobierno y otra cosa es participar en el mundo social, en la polis o ciudad, es decir, en la vida ciudadana.

Si la Iglesia está presente en escuelas, hospitales y en proyectos sociales, lógicamente es una Iglesia que hace política.

Precisó que Rivera Carrera no se refirió a que la Iglesia católica podía hacer política partidista, porque está prohibido por ley.

El cardenal jamás se refirió a eso. En su homilía hace toda una referencia al aspecto que menciono: todos sabemos que no se puede hacer política partidista, que la Iglesia no puede fundar un partido o hacer proselitismo por un candidato.

Laicidad no significa marginar

Farela añadió que en todos los partidos políticos existen voces que reconocen que el trauma equívoco del laicismo debe superarse, porque laicidad no significa marginar o apartar de las decisiones públicas a las iglesias; por el contrario significa inclusión, libertad plena, igualdad y reconocimiento de la pluralidad”, concluyó.