La alternativa son siembras pequeñas y modificaciones a las políticas institucionales
FAO: gobiernos deben dialogar con la sociedad civil organizada, académicos e inversionistas
Sábado 22 de octubre de 2011, p. 33
Puebla, Pue. El boom de la agricultura comercial está llegando a su fin en la segunda década del nuevo milenio. Analistas e investigadores internacionales sostienen que, ante la volatilidad de los precios de los alimentos, el cambio climático, el deterioro de los recursos naturales, la crisis en los mercados energético y financiero y el reto de duplicar la producción mundial de los alimentos en 40 años, la pequeña agricultura y los cambios en las políticas institucionales son las alternativas.
No hay recetas, pero sí principios básicos
para responder a los nuevos retos, manifestó Salomón Salcedo, oficial principal de políticas de la oficina de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina y el Caribe. Hay un enorme sector de pequeños productores muy desatendidos en todos los países en desarrollo y ahora son los más resistentes al cambio climático por sus policultivos.
Al abordar el tema La seguridad alimentaria: las recomendaciones internacionales y la orientación de las políticas gubernamentales, en el Foro Global Agroalimentario, organizado por el Consejo Nacional Agropecuario, propuso aplicar políticas acordes con la región y tipo de producto; impulsar estrategias con visión de largo plazo y reglas claras para crear estabilidad; desarrollar conjuntamente el conocimiento tradicional de la agricultura y el científico, y transparentar los mercados de insumos.
Destacó que los gobiernos deben entablar un diálogo con la sociedad civil organizada, los académicos y los inversionistas para responder a la nueva coyuntura. ¿Se están atacando los factores fundamentales que, en el caso de Latinoamérica, en sólo dos años terminaron con el avance de 15 años de combate a la desnutrición y la pobreza? ¿Hay acceso real de los países subdesarrollados a los mercados? ¿Se está invirtiendo para volver a fortalecer el sector agropecuario, pues en 30 años los gobiernos desmantelaron la infraestructura de este sector?
, preguntó a los participantes.
Existe preocupación internacional, porque no se está haciendo frente a la interacción de los mercados de los alimentos, financieros y de los energéticos, y persiste una resistencia a fomentar la inversión en el sector agropecuario. Ante ello, insistió en que los gobiernos deben revalorar la pequeña agricultura y diseñar políticas con un proceso participativo.
Mohamed Ait Kadi, presidente del Consejo Regional Agrícola de Marruecos, y David McInnes, del Instituto Canadiense de Política Agrícola, también se pronunciaron por una política incluyente, de coordinación institucional y diálogo de todos los actores sociales.
Ait Kadi subrayó que el gobierno de Marruecos apuntaló la participación de los pequeños agricultores, aumentó las inversiones en el sector y el apoyo a la ciencia y la tecnología, ya que el sector agropecuario representa 20 por ciento de su producto interno bruto, genera 40 por ciento de empleos y utiliza 82 por ciento del agua para producir los alimentos para 32 millones de habitantes. La pequeña producción puede ser un negocio
, sin que ello implique desproteger los intereses sociales de los granjeros pobres.
McInnes aseveró que el futuro está en las acciones de colaboración entre gobierno, inversionistas, productores, investi- gadores del sector público y privado, definir los objetivos y fijar prioridades, y dejar de ver la agricultura como generadora de problemas.
Michel Petit, ex director de agricultura del Banco Mundial, habló de su preocupación por la posible parálisis del libre comercio
por la situación global actual. Hay que aceptar que siempre habrá conflictos de interés entre todos los participantes del sector
, añadió, y recomendó un constante análisis de la situación.