Participó en las Jornadas de Periodismo y Literatura Fernando Benítez en la UAM-X
Jueves 20 de octubre de 2011, p. 5
Algo que vale para todos los escritores, pues ya se ha dicho en otras épocas, es que el mejor negocio del mundo es comprar a un escritor en lo que vale y venderlo en lo que cree valer
, expresó José Emilio Pacheco (JEP).
El poeta y traductor participó en las Jornadas de Periodismo y Literatura Fernando Benítez 2011, organizadas por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco (UAM-X), por su trabajo periodístico –junto con Benítez– en el suplemento La Cultura en México y por los 30 años de haber publicado su novela Las batallas en el desierto.
Pacheco salpicó su charla con anécdotas personales y distintos hechos de la época cuando se publicaba ese suplemento que marcaría en su momento el quehacer cultural del país.
Rememoró que, gracias a Fernando Benítez, se pudo publicar Las batallas en el desierto. Si no hubiera sido por él (la novela) no habría tenido tanta resonancia
, reconoció el escritor.
Pacheco compartió que de joven, además de leer libros, era un voraz consumidor de cómics y de revistas populares. “Compraba Los Supersabios y una revistita de 30 centavos que se llamaba La novela semanal cinematográfica, en la que escribía don Francisco Pina, exiliado español, quien hacía una novelita a partir de una película y quien después fue el crítico de cine de México en la Cultura”.
Asimismo, recordó su amistad con Carlos Monsiváis y cuando salió La región más transparente, de Fuentes, lo que en su momento fue un hito. “Muy temprano había gente haciendo fila en las librerías, que luego se convirtieron en establecimientos de renta de películas pornográficas, por eso decían (en aquella época) que era maravilloso el espectáculo… porque la gente iba en los transportes públicos leyendo libros de poesía o borracho… también había muchos que iban leyendo borrachos”, comentó un divertido Pacheco.
Pero la anécdota en realidad cómica y que ya ha sido contada por Elena Poniatowska, añadió Pacheco, fue el día que nos íbamos a presentar con Fuentes. Carlos (Monsiváis) y yo íbamos de corbata y saco, caminando por avenida Juárez, pero cuando vimos que se iban acercando Fuentes del brazo de Benítez, emprendimos una vertiginosa huída para evitar el encuentro; finalmente, luego nos presentaron
.
Pacheco también habló sobre la revista Estaciones, y también de Elías Nandino y Octavio Paz.
Desmitificar una leyenda negra
Durante la charla con los estudiantes de la UAM-Xochimilco, José Emilio destacó su interés por desmitificar “la leyenda negra que se ha hecho en torno del suplemento México en la Cultura (…) donde la labor de Benítez fue incalculable.
“Creo que la única persona viva que queda de aquellos años es Pablo González Casanova, sería muy interesante hablar con él. Ya que son épocas totalmente diferentes. Es muy distinto México en la Cultura, de La Cultura en México. Y tengo la impresión de que eso ha quedado en la oscuridad absoluta.
“Toda leyenda negra tiene una base en la realidad, no se puede negar, pero sí tiene que contrastarse con otras cosas. Mi teoría es que hay un problema de hostilidad. Hacer un suplemento no es hacer una cantera, sino un manantial de enemigos.
En el suplemento que hacíamos había 115 páginas semanales, y recibíamos mil, es decir, muchos se quedaban fuera
, detalló.
Tras aclarar ciertos incidentes sobre la publicación o no de algunos autores, Pacheco consideró: Quizá cometí muchos errores, pero me alegra que no hayan sido por mezquindad. Nunca traté de rebajar a nadie. Por necesidades de la revista muchas cosas aparecieron firmadas con seudónimo, pero nunca he usado el seudónimo o el anónimo para escribir algo que no firmaría con mi nombre
.
Frente a los autores inconformes que no se les publicaba, porque según éstos el suplemento era un círculo cerrado, Pacheco explicó que en aquel entonces “aunque sí se ejercía cierto poder vicario, afortunadamente no existía el concepto de poder ni el de mercado como el que hoy se maneja.
“La peor leyenda negra (en torno a La Cultura en México) que es absolutamente mentira es que Juan Rulfo fue perseguido por Fernando Benítez y que se le cerró el suplemento. Todo lo contrario. Además eran muy amigos”, puntualizó Pacheco.
Sin referirse a alguien en particular, explicó que hubo sí muchos escritores que no publicaron porque los considerábamos muy malos y tienen todo el derecho a reclamar, pero lo que me sorprende es toda la gente que se benefició del suplemento y después habla de que le cerraron el camino
.
Explicó que si algún colaborador aparecía muchas veces en el suplemento, era porque de eso vivían, pero no porque fueran unos mafiosos, sino porque prácticamente era su único medio de vida
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Algo que vale para todos los escritores y ya se ha dicho, concluyó, es que el mejor negocio del mundo es comprar a un escritor en lo que vale y venderlo en lo que cree valer
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Las Jornadas de Periodismo y Literatura Fernando Benítez continúan este jueves en la UAM Xochimilco.