El gobierno mexicano, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura y el Banco Interamericano de Desarrollo coincidieron en señalar que ante la volatilidad de los precios internacionales de los alimentos hay que regular los mercados financieros, aumentar la productividad e impulsar una mayor coordinación con todos los involucrados en la producción agropecuaria.

En el Foro internacional sobre seguridad alimentaria y volatilidad de los precios de los alimentos: panorama, perspectivas y recomendaciones, los representantes de gobierno y de los organismos internacionales advirtieron que el alza en los costos de los alimentos trae graves consecuencias para la seguridad alimentaria, provoca pobreza, genera incertidumbre, desalienta la inversión, encarece el financiamiento agrícola y dificulta la formulación y aplicación de políticas públicas.

Al gobierno mexicano le preocupa que 30 por ciento de la producción de maíz y trigo del mundo sea adquirida por empresas financieras con fines especulativos, dijo María de Lourdes Aranda Bezaury, subsecretaria de Relaciones Exteriores. Es imposible que un país por sí solo pueda enfrentar el problema de la seguridad alimentaria, agregó, y sugirió mayor coordinación entre los países, tema que abordará México al asumir la presidencia del G-20 el próximo año, y dijo confiar en el apoyo de la FAO.

Nuria Urquía Fernández, representante de la FAO en México, explicó que para que los precios de los alimentos se estabilicen se necesita una mejor información de mercados y atender a la pequeña agricultura. En ello coincidió Willy Zapata, jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de la Cepal en México: El reto es regular los mercados de futuros y derivados en un ambiente de seguir facilitando el comercio, además de mantener una política de productividad.

En el encuentro, y con motivo del Día Mundial de la Alimentación, se especificó que 10 países concentran 57 por ciento de las exportaciones, e igual número de naciones 53 por ciento de las importaciones mundiales; incluso, ante la reducción en la disponibilidad de agua, el cambio climático y la limitación de abrir más tierras al cultivo, varios países han recurrido a la compra y renta de tierras fuera de sus territorios, para asegurar la alimentación de sus pueblos.

Salomón Salcedo, oficial principal de políticas de la oficina regional de la FAO para América Latina y el Caribe, mencionó que 78 naciones han aplicado diversas acciones para afrontar la volatilidad de los precios internacionales; por ejemplo, 90 por ciento de los países latinoamericanos aumentaron los apoyos para fertilizantes y semillas. Estamos ante un nuevo escenario de precios y eso implica un cambio de políticas de largo y mediano plazos en el fomento agropecuario. dijo.

Pablo Sherwell Cabello, director adjunto de relaciones con entidades financieras de la Subsecretaría de Agronegocios de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), apuntó que dicha volatilidad ha sido una constante, el reto es saber cómo administrar los riesgos, ya que los intervalos entre bajas y alzas pasaron de seis a dos años o menos. En el caso de México, dichos riesgos son afrontados con la agricultura por contrato y las coberturas de riesgos.

Con dichos mecanismos, mencionó en entrevista Francisco Mayorga, titular de la Sagarpa, durante una década se ha protegido a los productores y a los compradores. Ahora, el siguiente paso será la instalación de la bolsa agropecuaria mexicana, en donde se cotizarán granos, oleaginosas, ganado y otros productos de exportación, en pesos y en toneladas. Con ella se acotará la especulación y se establecerán mecanismos para regular la fluctuación. Es posible que dicha bolsa empiece a funcionar a finales de año.