Antología a cargo de Begoña Pulido y de editorial La Otra
Lunes 17 de octubre de 2011, p. a11
Como un camino hacia la poesía de alta calidad para niños, editorial La Otra lanzó una colección especializada con el primer libro Versos para el recreo: poemas para niños, antologado por Begoña Pulido. El volumen es la piedra inaugural
de la serie Poesía para niños.
Hay muy poca poesía para niños y adolescentes, y este es un esfuerzo por aportar, mediante una antología universal, el camino para lo que debe ser una lectura de poesía de alta calidad para niños. Lo hemos comprobado, porque hay muchos niños que la han leído y les ha gustado
, dijo José Ángel Leyva, director de la revista La Otra, de la cual se desprende este proyecto editorial.
Pulido señala: “La idea era buscar poemas que no fueran infantiles en el sentido tradicional, sino que supusieran una forma diferente de encarar la poesía. Imágenes que no fueran complicadas y sí accesibles a un pensamiento infantil, pero huyendo de la sencillez que significa simplicidad.
Escapamos del escrito rimado, aunque hay muestras de ello en este que es un recorrido historiográfico desde el siglo XVII, desde Lope de Vega hasta lo más moderno. Es un tanto una mirada en torno a cómo va cambiando el registro a lo largo de estos años y en los países de habla hispana.
La antología incluye a Rubén Darío, que maneja un lenguaje más alambicado; sin embargo, creo que era importante por ser un tono poético diferente, porque es otro registro. La idea es que un niño pueda acceder a tonos distintos
.
Ofrece “un viaje por la historia y por la lengua, en sus diferentes momentos. También es un intento por recorrer los distintos países hispanomericanos. Así, se incluyen cubanos, nicaragüenses, chilenos, argentinos, colombianos… Y tiene una intención formativa, un panorama que atañe a una literatura y que significa el dominio y el manejo del idioma”.
“Nos llama mucho la atención –resalta Leyva– cuando la gente dice que no le entiende a la poesía, que es algo difícil. Cuando a los niños se les hace esta oferta se sienten cautivados, motivados por la sonoridad, por las imágenes tan expresivas y tan ricas de la poesía. Incluso hay poemas que no solamente gustan a los niños, también a los adultos.
“Begoña Pulido se ha sorprendido mucho cuando algunos de los antologados le dicen: ‘No pensaba que ese poema fuera para niños’, pero curiosamente funciona para ellos. Lo cual habla de la inteligencia de un lector pequeño, que tiene esa capacidad de asombrarse. Lo que pasa es que como la poesía demanda un mayor ejercicio de abstracción, a la gente no le parece fácil.”
La antologadora, por su parte, resalta entre los temas los que incluyen animales. Eduardo Langagne escribe sobre un chango; José María Memet, del elefante; María Baranda rescata al gato. También se incluyen otros elementos cotidianos, como los zapatos, los bambúes o la noche, que es el ámbito del miedo o las cosas prohibidas.
“Hay un poema de Gamoneda sobre El Quijote, el personaje loco que se une a lo infantil, que es como el niño: dice las cosas sin tapujos. Es un rescate de inteligencia infantil. Miguel Hernández, con un reloj; Gutiérrez Nájera, las mariposas. Hay un fragmento de Huidobro, de Altazor, un poema que parecería muy alejado de los intereses del niño, pero hay partes donde va creando palabras, neologismos, y ese jugueteo con el sonido tiene interés para un niño. Es en realidad un poema complejo.”
Otros autores incluidos en esta selección son los significativos poetas clásicos y contemporáneos: Francisco de Quevedo, Juan Manuel Roca, Gabriela Mistral, Federico García Lorca, Pablo Neruda, José María Espronceda, José Martí y Nicolás Guillén.
Los poetas mexicanos antologados son José Emilio Pacheco, Antonio Deltoro, Baranda y Dana Gelinas, que son las poetas más jóvenes de la colección, junto con la nicaragüense Milagros Terán. También se halla en la colección el chileno Memet.
Versos para el recreo, al igual que los demás libros de las colecciones de La Otra, realza la participación de los artistas plásticos que realizan su portada, en este caso el pintor guerrerense Leonel Maciel, quien elabora una especie de chapulín reproducido en diferentes tamaños.