La Paz, 12 de octubre. Decenas de miles de campesinos indígenas, colonos, mineros y empleados estatales bolivianos efectuaron este miércoles una multitudinaria concentración en defensa y profundización del proceso de cambio y de la revolución democrática y cultural que impulsa el presidente Evo Morales, quien con ellos celebró aquí el Día de la Descolonización.

Es importante respaldar este proceso de cambio. El pueblo movilizado tiene que defender la revolución democrática y cultural porque es parte del pueblo mismo, no es para el Evo, declaró el mandatario ante miles de sus seguidores que arribaron procedentes de los nueve departamentos del país y cuya marcha colapsó La Paz.

Me doy cuenta de que no estoy solo. Álvaro (García, el vicepresidente), ministros, no estamos solos. Allí está el pueblo que defenderá el proceso de cambio. No es un proceso de Evo, ni de Álvaro, ni del gobierno, es del pueblo, dijo Morales en su discurso, emocionado y agradecido con sus bases que refrendaban el respaldo a su política nacionalista tras su llegada al poder en enero de 2005.

Subrayó que la defensa de esta revolución se hace con votos y que la concentración demuestra que no hay claudicación del pueblo, ni duda en el proceso de cambio. Acotó que esta fecha es histórica para relanzar la revolución democrática y ratificó a través de un decreto supremo que cada 12 de octubre se conmemore el día de la descolonización de Bolivia.

En la plaza Villarroel, donde se escuchó el estruendo de cartuchos de dinamita que caracterizó esta movilización, previamente se escucharon discursos en favor del gobierno y de Morales por parte de líderes sindicales, de campesinos y de movimientos sociales, quienes también expresaron su apoyo a las elecciones populares inéditas para el Poder Judicial, que tendrán lugar el próximo domingo.

Morales, acompañado por sus ministros en el podio, fue recibido en medio de ritos ancestrales y banderas tricolores y whipalas (bandera andina). El mandatario se propone ahora una reforma radical del sistema judicial boliviano, con las elecciones de magistrados en puerta, entre otros planes de integración que viene empujando.

El presidente indígena también pidió un minuto de silencio en honor y recuerdo de los caídos en la matanza de octubre de 2003, durante el mandato del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, cuyas políticas neoliberales lo llevaron a su caída y hoy está refugiado en Estados Unidos.

Defensa del Estado plurinacional

Vamos a defender el proceso de cambio, afirmó Juanita Ansiata, dirigente cocalera del trópico de Cochabamba, principal bastión del oficialismo. Un proceso de cambio que se tradujo en nacionalizaciones de empresas privadas y una fuerte reivindicación del mundo indígena, que fue el discurso común de los dirigentes de sindicatos agrarios y obreros y autoridades oficiales este miércoles.

Vamos a defender nuestro Estado plurinacional, afirmó por su parte el dirigente de los sindicatos mineros Víctor Morales, mientras que otra de las mujeres campesinas, Felipa Huanca, afirmó que hemos hecho nacer el proceso de cambio y tenemos que cuidarlo.

Los sindicatos obreros y campesinos han sido puntales del gobierno de Morales, quienes han ratificado su apoyo al gobernante, criticado fuertemente por la represión policial de hace dos semanas a nativos amazónicos que marchan contra una carretera por una reserva ecológica, y cuya llegada a La Paz se espera en breve.

Los campesinos estaban ataviados con trajes típicos multicolores (ponchos), mientras los mineros llevaban sus cascos. Los sindicatos identificaban su origen con carteles y algunos de los marchistas sostenían pancartas de apoyo al presidente Morales.

La base social del gobernante Movimiento al Socialismo, el partido político de Morales, llegó a la ciudad de La Paz desde distintos puntos. Explosiones de petardos y fulminantes de dinamita acompañaron su paso. “Jallalla (viva) el proceso de cambio”, Evo, hermano, el pueblo está a tu lado, La derecha no pasará, eran las consignas más coreadas.

Una pancarta decía Los verdaderos indígenas aquí estamos para exigir caminos. Más allá, en un cartel se leía una casa abandonada es botín de pillos, en alusión a la necesidad de sentar presencia en el Parque Nacional Isiboro Sécure, sujeto hoy a una disputa entre las etnias y el gobierno por un tramo que pretende atravesarlo.