Martes 4 de octubre de 2011, p. 29
En marzo pasado, Pemex comenzó a producir gas bituminoso de su pozo Emergente 1 en el municipio de Hidalgo, Coahuila. Aunque el pozo es exploratorio y sólo produce 2.9 millones de pies cúbicos diarios, genera considerable entusiasmo en la empresa, dado su objetivo de evaluar todo el potencial de la formación de gas bituminoso Eagle Ford, en el lado mexicano de la frontera con EU.
Según la Agencia de Inteligencia Energética (AIE) de EU, los depósitos de gas bituminoso de México son los cuartos del mundo en volumen, luego de los de China, EU y Argentina. Unos 681 billones de pies cúbicos de gas aguardan ser extraídos en varias localidades del oriente de México, que por ello tiene una oportunidad realista de llegar a ser uno de los principales productores mundiales. Anteriormente los depósitos convencionales de gas natural del país se habían estimado en apenas 12 billones de pies cúbicos.
Los depósitos están en la región de Sabinas-Burros, en las cuencas de Chihuahua y Burgos, y a lo largo de la costa del Golfo en Tampico-Misantla y en cuencas de Veracruz. Los retos de desarrollar esas zonas rurales son enormes, pues implican perforar cientos de pozos, invertir más de 80 mil mdd y enfrentar espinosas cuestiones ambientales. Pese a todo, Carlos Morales Gil, director general de Pemex Exploración y Producción, confía en que dentro de unos años el país producirá gas bituminoso en condiciones redituables.
Gracias a su experiencia en el campo petrolero de Chicontepec, Pemex tiene experiencia en perforar gran número de pozos en poco tiempo, así como en trabajar en zonas de condiciones ecológicas delicadas. Ya perfora más pozos en Emergente 1 e invierte 16 mdd en el desarrollo del proyecto a corto plazo. Juan José Suárez Coppel, director de la paraestatal, ha señalado que el gas bituminoso propiciará la verdadera transformación
del sector energético mexicano.
¿La demanda igualará a la oferta?
Esa transformación no será fácil. Un problema es qué hacer con el gas cuando empiece la producción. La demanda interna en México es pequeña; sólo consume la tercera parte de gas natural que Canadá, que tiene la tercera parte de la población de México. La red de gasoductos está poco desarrollada; casi todo el occidente del país carece de acceso al gas natural.
Además, como los precios del gas se desploman por el aumento de la demanda, a Pemex le ha resultado más barato en meses recientes importar gas bituminoso de EU más que producirlo en sus campos. Las perspectivas de precio no se ven favorables, así que Pemex tendrá que decidir entre restringir la producción y construir costosas instalaciones de licuefacción de gas para exportar gas natural licuado. Los precios bajos también tendrán un impacto negativo en el floreciente sector mexicano de las energías renovables.
Sin embargo, los beneficios de las reservas de gas bituminoso en México irían más allá de reducir los costos de la energía. Existe la posibilidad de remplazar los generadores de electricidad, alimentados con carbón, e incluso de desarrollar una flota de transportes que usen gas natural en vez de diesel, lo cual facilitaría cumplir las metas de emisiones de gases de efecto invernadero que se fijen más allá del protocolo de Kyoto. También fortalecerían a Pemex, al permitirle adquirir las tecnologías que se requieren para desarrollar las cuencas de gas bituminoso mediante colaboración con empresas del ramo.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya