na de las funciones de la música de Manuel Esperón en el cine mexicano fue llenar la pantalla con una atmósfera de mexicanidad, que contribuyó a la creación de una identidad nacional. La música de Esperón dota a los filmes mexicanos con un estilo único e inequívoco de expresión artística, que logra diferenciarse de la industria del cine mundial.
Para entender los orígenes de la música en el cine en México es menester hablar de Manuel Esperón, pieza clave en la cultura musical de nuestro cine y del país, quien ayer (3 de agosto) hubiese cumplido 100 años.
Esperón no era un compositor improvisado: desde el momento en que entiende qué es el cine y que desea ser músico de éste, se da cuenta de la profesionalidad que requiere; por ello decide estudiar música seria
, pues el cine necesita de calidad en todas las necesidades de producción, para lograr una verdadera obra artística.
En los años 30, 40 y 50 en Hollywood predomina en la música cinematográfica un estilo que recordaba a los grandes compositores románticos, especialmente a Wagner, Chaikovski y Puccini, empleando por lo general el leitmotiv, con un estilo de música sinfónica, ampulosa y de líneas melódicas expresivas.
La música del cine mexicano en los años 40 y 50 seguía sus propias reglas y necesidades. Esperón optaba por estilos musicales auténticamente nacionales, como sones de mariachi, sones huastecos, jaliscienses y veracruzanos, dotándolos de un estilo sinfónico para el cine mexicano.
La innovación de su música no se limita al uso de su propio estilo musical, sino que además basa sus composiciones en la música popular mexicana.
La música popular, en el Hollywood sinfónico, no tenía cabida, y en México logra su mayor expresión con cantantes como Jorge Negrete; con él, la canción popular se internacionaliza. De este modo es como Esperón es precursor de lo que se llama canción tema en la música cinematográfica, con composiciones como ¡Ay Jalisco no te rajes!, Amorcito corazón y No volveré, por mencionar sólo algunas.
El compositor de más de 110 temas logra capturar el colorido de nuestra cultura y transmitirlo mediante la atmósfera musical apropiada para cada filme, con melodías de fondo y canciones que se colocaron en el gusto del público, como Colula:
De esa tierra de Cocula
que es el alma del mariachi
vengo yo con mi cantar
voy camino a Aguascalientes
a la feria de San Marcos
a ver lo que puedo hallar…
El maestro Esperón logra musicalizar las películas mexicanas con maestría y profesionalismo, pues consigue entender el lenguaje del cine y unirlo con el musical, que sigue sus propias reglas, muy diferentes al ritmo visual. Es imposible obtener una buena música cinematográfica sin entender que ambos poseen ritmos y estructuras diferentes, pero la funcionalidad expresiva de la música de que se sirve el cine sólo puede ser desarrollada por un músico que entienda las complicaciones técnico musicales al unirlos, y esto sólo se logra con estudios profesionales en la música, como lo hace Esperón.
Según el maestro, “…para ser músico de cine el primer requisito es ser compositor, porque si no, no hay asunto…”1
Este principio es atemporal, no importa que sigan vendiendo bibliotecas musicales o cue sheets (nombre que se daba a los catálogos musicales en los años 20), para abaratar la producción de nuestro cine y seguir produciendo, en una industria en la que al aparecer lo que importa son las cifras y no la calidad.
El cine mexicano sigue esperando que directores, productores y músicos entiendan este principio y reivindiquen la importancia de la música con identidad propia.
Recordar la labor del maestro Esperón hace urgente la necesidad de una música cinematográfica de calidad. Es forzoso darle la seriedad y lugar preciso dentro del filme, y esto no es posible si no se entiende la necesidad de egresar músicos para cine de las escuelas de música y en las escuelas de cine resaltar la importancia de la música en éste. Desde luego los directores y productores deben conocer el abc de las funciones de la música en los filmes y las funciones expresivas de ésta, para no desentonar con la imagen que se muestra en nuestro cine, pues éste es la mezcla perfecta de todas las artes.
El maestro Esperón contribuyó también a la industria fílmica de Hollywood. Escribió música y letra para los personajes mexicanos en Los tres caballeros, de Walt Disney. Su legado como músico refuerza la necesidad de recordar sus canciones, aún famosas, como Mi cariñito, A la orilla del mar, Cocula, Esos Altos de Jalisco, Serenata tapatía y muchas más.
1 Cuadernos de la cineteca III: testimonios para el cine mexicano, México, Cineteca Nacional, 1976, p. 93.