Miércoles 3 de agosto de 2011, p. 2
Londres. Varios inversionistas australianos y de otras nacionalidades sumaron sus recursos para agilizar las investigaciones que harán posible dejar en la historia las inyecciones y emplear nanoparches. Los nanoparches, menores a una estampilla de correo, están compuestos por cientos de microscópios filamentos que al entrar en contacto con la piel introducen la sustancia activa sin dolor. La vacuna llega a células receptoras especiales en la piel, cuyo número supera por mucho a las que se encuentran en los músculos, adonde llegan las inyecciones. El profesor Mark Kendal encabeza el estudio en el Instituto Australiano de Bioingeniería y Nanotecnología.