El apoyo a la ópera es nulo y la música está relegada, dice a La Jornada
El cantante estará en León, Guanajuato, luego de presentarse en la Sala Nezahualcóyotl
Se necesita ir más allá de un reality show transmitido por televisión, asevera el tenor
Martes 2 de agosto de 2011, p. 4
El México actual duele, acepta el tenor Ramón Vargas, pero subraya que su temor más grande es que aceptemos nuestras deficiencias como si fuera nuestro destino
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Y alerta: No debemos bajar la guardia, porque México es un gran país, con historia y principios. Lo que ha sucedido con la gente de las mafias y las drogas es porque carecen de valores. Ellos nacieron en la calle y mueren ahí. No tienen familia ni principios, pero la mayoría de los mexicanos sí los tenemos y amamos a nuestros hermanos, a nuestro país y respetamos la amistad
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–Entonces, ¿es factible recurrir al arte para oponerlo a la violencia?
–No hay muchos caminos. La cultura y el arte seguramente son buenas opciones, porque sensibilizan a las personas y nos ofrecen emociones que motivan el respeto hacia los demás.
“Por ejemplo –añade– si aprendemos sobre cuestiones de arquitectura, entonces respetaríamos en mayor medida los valores de los musulmanes, que son una gran cultura y no pensar que todos ellos son terroristas. Entonces, mediante la cultura y el arte podemos salvar muchas cosas, no sólo valores nacionales sino universales.”
Esperanza por detener el desastre
En entrevista con La Jornada, a propósito de las presentaciones que realizó en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario con la obra sinfónico-vocal La canción de la tierra, de Gustav Mahler, y de las funciones que protagonizará este agosto en la ópera El elíxir de amor, de Gaetano Donizetti en el nuevo Teatro Bicentenario, de León, Gunajautao, Ramón Vargas se refirió al nulo apoyo a la ópera durante este sexenio, el proceso formativo que requieren los jóvenes talentos y su predilección por la obra de Giuseppe Verdi.
El cantante mexicano, quien reside en Austria, lugar desde donde se traslada para presentarse en los escenarios, como el Met, de Nueva York; la Ópera de Valencia; el Theatre des Champs Élysées, de París, o en la Plaza de San Marcos, en Venecia, no es ajeno a la crítica situación que agobia a México.
Sin embargo, explica, que mantiene la esperanza de que suceda un cambio positivo ante la circunstancia que aqueja al país y a la par se generen oportunidades para los jóvenes intérpretes de la ópera. Somos el pato feo
de las manifestaciones artísticas, señala Ramón Vargas.
El apoyo a la ópera es nulo, además, observo con mucha tristeza que están quitando los apoyos que merecen las artes escénicas, incluso, la música ha estado completamente relegada. Pero, por fortuna, sólo falta un año para que cambie este gobierno y espero que el próximo sea mejor y detenga este desastre.
En México, asevera Vargas, no existe un proyecto o apoyo real hacia la ópera. Qué va a suceder con todos los jóvenes que mantienen sus sueños e ilusiones en esta disciplina, si éstos se cumplen sobre un escenario. Es como un torero que nunca torea
.
Y estos sueños frustrados, dice, me duelen mucho, porque el tiempo se escapa; incluso siempre he dicho que el resultado de un cantante es similar a la buena cocina: se tiene que hacer a tiempo, no se puede poner el horno y apagarlo para después colocar el platillo. Lo mismo sucede con la ópera, todo debe estar perfecto, organizado y sincronizado
.
Ramón Vargas, quien disfruta con la interpretación del personaje de Nemorino, de Donizetti, asegura que muchos de los jóvenes talentos no cuajan
, debido a la falta de oportunidades, pese a que actualmente existe un abundante grupo de cantantes de ópera con reconocimiento a escala internacional.
“Se debería hacer más que el concurso televisivo Ópera prima, lo cual es como querer dar atole con el dedo, cuando lo que requieren los jóvenes es trabajo constante y profundo.”
Ramón Vargas es enfático: Nosotros queremos resultados constantes de trabajo que impliquen un proceso completo, que involucre la presencia de los jóvenes cantantes en escenarios internacionales
.
De ese certamen, que auspicia el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y se transmite por televisión como reality show –en el cual se invirtió tanto dinero y parafernalia, añade–, espero ofrezca resultados en un par de años con la presencia de los ganadores de ese concurso ya sea en el Metropolitan, en la Scala de Milán o en un teatro de París
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Gira por Sudamérica
El tenor Ramón Vargas participó las noches de los días 28, 30 y 31 de julio, junto a la mezzosoprano rumana Ruxandra Donose en la interpretación de La canción de la tierra, de Mahler, con la Sinfónica de Minería en la Sala Nezahualcóyotl.
Y en León, Guanajuato, actuará en las primeras funciones operísticas de El elíxir de amor, en el nuevo Teatro Bicentenario los días 7, 10 y 13 de agosto.
“Voy a León para cantar uno de mis caballos de batalla y obra emblemática a lo largo de mi trayectoria, la cual ha visto cambiar mi personaje a través de los años, y ahora que estoy en la madurez disfruto con la interpretación de este joven inocente, ingenuo y honesto, como es Nemorino.
Estoy muy contento de que se organicen estos espectáculos en México y sean inaugurados nuevos teatros, pero deberíamos hacer funcionar los que ya tenemos.
Después de la última función en el recinto leonés, Ramón Vargas viajará a Sudamérica para una gira de conciertos y recitales en Brasil, Perú y Colombia, la cual culminará el 4 de septiembre en Bogotá.
Desde esa ciudad, se trasladará a Nueva York para iniciar los ensayos de una nueva producción de Don Giovanni, de Mozart. En esta ópera, que se estrenará el 13 de octubre, interpretará a Don Ottavio en ocho funciones que concluirán el 11 de noviembre.
Me siento afortunado y bendecido por la vida de haber permitido que mis sueños y mi pasión por el canto sean una realidad, porque somos el resultado de nuestros sueños infantiles
, concluye el tenor, uno de los protagonistas de la ópera a escala mundial.