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Poner esos pesares en papel fue liberador; incluso pude burlarme de mí, expresó la autora

Guadalupe Nettel se despoja del dolor de su niñez y escribe El cuerpo en que nació

Aborda la opresión que vivió en la infancia, la marginación y como ser diferente la llevó a la escritura

Hoy día, la sociedad no es capaz de ver la belleza en lo que nos hace únicos, afirma

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Nettel se inspiró en el verso de Allen Ginsberg: Sí, sí, eso es lo que he querido, lo que he querido siempre, regresar al cuerpo en que nací. En la imagen, el miércoles pasado en el Centro Cultural Bella ÉpocaFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de agosto de 2011, p. a14

A partir de recuerdos de la infancia y de saberse una niña diferente, porque una mancha dibujada en la pupila del ojo derecho alteró su percepción del mundo, Guadalupe Nettel escribió la novela El cuerpo en que nació, que se publicará en septiembre próximo en el sello Anagrama.

En entrevista, la autora explicó que escribir la novela fue liberador, porque le permitió reírse por primera vez de situaciones que por mucho tiempo la habían atormentado.

Viví todos estos sucesos dolorosos como un drama, y recordarlos, reflexionar, ponerlos en papel y hacer con ellos literatura fue una oportunidad de poner distancia y orden en mi cabeza, y también de reírme, de burlarme un poco de mí misma, de mis obsesiones y de mi familia. No sé cómo lo van a tomar ellos, pero fue sano y muy placentero.

En el volumen, la autora aborda temas como la opresión que vivió durante la infancia, las obsesiones de los padres, la marginación en un grupo social y como ser diferente la llevó a la escritura y a descubrir la belleza en lo que otros consideran anormal.

La novela se desarrolla durante la infancia y el inicio de la adolescencia de la autora, en la década de los años 70, cuando utilizaba un parche que le tapaba el ojo derecho durante la mitad del día.

Con ese parche yo debía ir a la escuela, reconocer a mi maestra y las formas de mis útiles escolares, volver a casa, comer y jugar durante una parte de la tarde. Alrededor de las cinco, alguien se acercaba a mí para avisarme que era hora de desprenderlo y, con esas palabras, me devolvía al mundo de la claridad y de las formas nítidas.

A propósito del tema de la segregación, la autora consideró que en la actualidad la sociedad no es capaz de ver la belleza en lo que nos vuelve únicos e irrepetibles, incluso nuestras debilidades, fragilidades; todos nuestros complejos, son cosas que mucha gente trata de corregir; de eso también me río mucho en la novela, porque en realidad son como los lunares, que nos hacen irrepetibles.

Para escribir la novela, Nettel se inspiró en el verso de Allen Ginsberg: Sí, sí, eso es lo que he querido, lo que he querido siempre, regresar al cuerpo en que nací, que incluye en el libro como epígrafe.

En el contexto de la campaña Todo julio, todo Anagrama, la escritora realizó el miércoles pasado la lectura de un fragmento de la novela, en la librería Rosario Castellanos del Centro Cultural Bella Época.

Nettel señaló que el libro tiene su origen en un texto autobiográfico que escribió para una serie titulada Autobiografías precoces, y reconoció que estaba fuera de sus pensamientos escribir algo autobiográfico, sin embargo todos los recuerdos comenzaron a salir como torrente sicoanalítico.

Agregó que la escritura se ha convertido en una necesidad en su vida, y a diferencia de otros autores que se sientan a luchar contra la página en blanco, ella prefiere escribir cuando tiene algo que contar.

Autobiográfico o vivencial

Las historias surgen cuando voy caminando por la calle, en el Metro, donde sea. A veces es una voz, como dicen los caribeños, que se me baja el santo, y así es como los personajes toman forma; entonces saco una libreta y apunto ahí la historia, al llegar a casa trabajo en la computadora con algo que ya existe en mi mente, algo literal o metafórico que me haya pasado.

Nettel mencionó que su libro El huésped no es tan autobiográfico, sin embargo, tiene una carga vivencial: su obsesión por la vida y el miedo a perder ese milagro que es la visión; aunque varios de los cuentos parecen ficción, están vinculados a la autora o a gente cercana a ella.

Con la lectura de El cuerpo en que nací, de Guadalupe Nettel, concluyó la campaña emprendida por Anagrama y el Fondo de Cultura Económica, de poner a disposición de los lectores los más de 2 mil 500 títulos que la casa editora española ha integrado en sus 42 años de existencia.